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Mostrando entradas de junio, 2015

La mudanza

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Cuando cerré la puerta del apartamento en el que viví 20 años no sentí ninguna clase de nostalgia precipitada. Calculo que me pasaron varias cosas. En primer lugar, el estrés del desarme y embalaje  de la casa la deja a una como sin sentimientos. En segundo lugar, a mí los cambios me encantan, o más bien, me precipitan, que es lo que hago cuando algo me encanta. En tercer lugar, había elaborado con anticipación hasta lo inimaginable. Y en cuarto lugar y no menos importante por ello, no dejé nada relevante en esa casa. Lo importante, me lo traje todo conmigo.  Y no me refiero a las cosas ni a las plantas, que sí que las cargamos al camión de la primera a la última, sino sobre todo me guardé o mejor dicho, atesoré, los momentos que viví allí durante tanto tiempo y las personas que estuvieron conmigo (en esa categoría entra, claro está, mi perro Nano que compartió 16 de esos 20 años). La casa de una...ese “sagrado inviolable” al que refiere la Constitución, yo no sé si es ...