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Mostrando entradas de diciembre, 2011

EL ENCANTO DE PEDIR

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Papá Noel, dos puntos, todo el mundo pide y pide y yo en este letargo acostumbrado ni dos líneas te he garabateado con solicitudes. No fue de buena, más bien de distraída. Cosas tengo de todo tipo, tamaño y color. Los gustos me los doy bastante seguido, o sea, a diario. Y si yo no me acordé de dármelos, alguien anda en la vuelta pensando en mis deseos, hija única consumada. Así que no gastes tus recursos limitados en mí. Eso sí, como vos la jugás de celebrity o casi de divinidad y ya que andás en la vuelta dándole bola a cualquier palurdo que pide una afeitadora o un celular “ touch screen” , podrías quizás, digo yo, maybe … cumplirme algunos “intangibles”. Punto y aparte. Se te agradecería gestionar que HBO vuelva a dar “Curb your enthusiasm”  (y te lo pongo en inglés porque lo dominás y porque nunca los de HBO se ocuparon de traducir el título y yo laburo de otra cosa). No hay nada igual en este mundo cruel que un rato con Larry David. Siguiendo con el asunto de ...

Sssshhhh: ¡bebé pensando!

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El espacio me va quedando chico, en honor a la verdad, me siento bastante comprimido. Me aburro un poco: además de chuparme el dedo y patear para todos los costados, no tengo mucho para hacer.  Me duermo, me despierto, la oigo a mi mamá…disfruto de sus mimos y me río cuando la escucho quejarse de mis patadas, ja, pobre…no es que no la considere, pero como ya dije, este lugar se está achicando a diario y yo me acomodo como puedo, a veces, hay que ser brusco. O quizás no es el lugar, soy yo, que engordo. Y bueno, ya me pondré a dieta para el verano del 2013, si acaso luzco muy  pochito  para la playa… Este asunto de nacer no es sencillo, se los digo yo, que a falta de otro entretenimiento me la paso pensado. No sé si apurar el trámite o bancarme este apretuje, no llego a decidirme. Acá lo paso bien, salvo por el hipo que a veces me agarra y es bien molesto, no tengo quejas: como decentemente, no paso frío ni calor y nadie me dice lo que tengo qué hacer. Soy tan in...

HECHA DE "MADERITAS"

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Cuando era chica, con una maderitas, armaba un castillo medioeval que  te-la -voglio-dire .  Con o sin princesa…siempre con puente. Siempre con cocodrilos en un foso y con caballos de crines al viento. Las maderitas quietas, la imaginación al vuelo. Construyendo historias. Hoy - que estoy más que grande -  me conseguí otras maderitas para seguir soñando. Conocí gentes que son “maderitas” porque ni bien se juntan o se amuchan, se ponen a inventar edificios, se dejan ver en sus cimientos y también en su todo, les da por compartir pensamientos y decir cosas de sí mismos. Se apilan, en lo alto o en lo ancho y ponen empeño en construir futuros que luego, te dejan mirar. Sana y solidariamente. Se arman sus propias historias y te dejan integrarlas. Te dejan tocarlas, mirarlas, conocerlas en su madera y en su integridad, que es de otro palo no muy distinto al propio. Una maderita, otra maderita… una distinta que encastra o da soporte a las otras, otra igual que se suma y ...

Y me señalan con el dedo...

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Sobre fin de año, las cosas se complican para todos y sobre el punto no hay discusión. Pero yo tengo que dar la nota, no puedo pasar desapercibida, no, no. No me alcanza con las complicaciones normales que conllevan los compromisos laborales, sociales, las fiestas y "jingle bells", los regalos, el calor, el cansancio.   Este año - de nuevo - insistí en el intento de no preocuparme y dedicarme a mi rutina, que empieza cada mañana - desde hace unos veinte días - yendo a la Plaza Líber Seregni a moverme un poco en los fantásticos aparatos que se han instalado para uso del vecindario. Me encanta ir, aunque llego al final de la jornada hecha carozo porque después ya me voy a la oficina y sigue el recorrido “ correquetecorre ” hasta la tardecita que vuelvo a casa.  Pero todo sea por mover un poco el esqueleto y estirar los ligamentos que me han quedado como apelmazados después del incidente con el perro y el esguince. Así arranqué el lunes y para variar, se me hizo tarde,...

Maestro

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El zapato encontró contexto. El zapato anduvo por caminos rurales y calles ciudadanas, entre escuelas, chiquilines, libros, la redacción del Semanario “Marcha”, reuniones gremiales, lecturas, más lecturas, más libros, cuadernos, tizas y garabatos. Fue comprometido el contexto del zapato - gastado y calladito - que nos quedó prendido en la retina y el corazón. Caminó firme y responsable como quien lo calzaba. Preocupado su dueño por la gente, por los niños y la educación, por los compañeros, por la vida. Con la reflexión y el empeño puestos siempre en renovar, en incluir a todos, como buen militante: constructor de vida y de futuro. Hoy nos enteramos que son tus huesos, querido Julio Castro, y nos conmocionamos como si no hubiéramos pensando en esa posibilidad. Muchos de tus lectores, tus compañeros, tus alumnos, estamos estremecidos. Habrá otros preguntándose cómo puede ser que el ocultamiento durante 34 años no fuera suficiente, que se sepa de tu ases...