Maestro

El zapato encontró contexto. El zapato anduvo por caminos rurales y calles ciudadanas, entre escuelas, chiquilines, libros, la redacción del Semanario “Marcha”, reuniones gremiales, lecturas, más lecturas, más libros, cuadernos, tizas y garabatos.



Fue comprometido el contexto del zapato - gastado y calladito - que nos quedó prendido en la retina y el corazón.



Caminó firme y responsable como quien lo calzaba. Preocupado su dueño por la gente, por los niños y la educación, por los compañeros, por la vida. Con la reflexión y el empeño puestos siempre en renovar, en incluir a todos, como buen militante: constructor de vida y de futuro.



Hoy nos enteramos que son tus huesos, querido Julio Castro, y nos conmocionamos como si no hubiéramos pensando en esa posibilidad.




Muchos de tus lectores, tus compañeros, tus alumnos, estamos estremecidos.



Habrá otros preguntándose cómo puede ser que el ocultamiento durante 34 años no fuera suficiente, que se sepa de tu asesinato y de tanta cobardía. Qué pensará a estas horas frente a este hallazgo, tu ex alumno de la Escuela Sanguinetti, el ex dictador, el miserable que está preso. Qué podrá sentir el decandente canalla que no respondió a la carta de tu esposa. Cómo hará para vivir consigo mismo. Cómo puede respirar sabiendo que esos huesos son tuyos, y son nuestros.




Que ante tanto horror, a pesar de la congoja, el reencuentro es posible porque tu figura entrañable y tu pensamiento selevantan nítidos. Y que es tan invencible tu viejo zapato.

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