¡Consagradísimo!
Para nosotros, las focas.
Y bueno, hoy es el día después. El día en que un montón de gente anda amargada y con cara de pocos amigos, el día en que unos pocos destilan veneno, el día en que algunos/as estamos radiantes y nos saludamos hasta jurar que en breve habremos de “cortar con tanta dulzura” a riesgo de caer en coma diabético, el día en que otros/as ni están amargados, ni están contentos, pero profieren contra unos y otros porque obvio, ellos se la saben todas. Es así este juego: hay que estar preparado/a si querés participar. Hay que escuchar y leer de todo/todito con paciencia y tolerancia porque cada uno piensa, siente y se expresa como le surge.
Para nosotros, los que estamos en el bando de los ganadores, la sonrisa de hoy está como dibujada, pero la cosa no ha sido fácil. Venimos de una interna que fue complicada, de una campaña que arrancó medio deslucida...venimos de remar... arrastrando cansancio de ir de aquí para allá, saltando de reunión en reunión; para luego tratar de transmitir y amplificar lo más posible para que llegara de alguna forma a los que no se mueven de su casa. Tenemos quienes han agitado banderas, posado y sacado fotos y repartido por doquier; tenemos a los que han hecho eso y otras cosas más como participar de debates programáticos, charlas, conferencias, encuentros y otros eventos en los que además de la presencia, luego (o al mismo tiempo) se intentaba transmitir los contenidos y las propuestas, para sumar al agite y a la movilización que está intrínseca en cada campaña, el pensamiento y los objetivos que nos mueven a militar, a asumir compromisos y a ser parte.
La victoria del Frente Amplio ha sido categórica. Aún arriesgándome a que me lean mal o mejor dicho, a las apuradas y digan “ah, pero ve las cosas como si fuera un partido de fútbol!”, aún así, se me antoja decirlo, de puro orejana: por goleada ganamos. Pero tal como lo dijo esta mañana Gerardo Caetano, el principal desafío del Frente Amplio y sobre todo de Tabaré Vázquez es no “creerse” la magnitud de la victoria de ayer. Sería un error político que espero que no ocurra.
Así que hoy, que es el día después y que tengo tiempo para teclear y para pensar, declaro mi sentir (dije "mí", no ha lugar a generalizaciones de ningún tipo): que este amplio y fortísimo triunfo sirva como sustento para concretar los compromisos asumidos, para continuar desarrollando los cambios que nuestro país necesita, para ratificar con hechos y políticas de gobierno lo que está plasmado en el programa del Frente Amplio (que bastante tiempo y trabajo nos costó a muchos/as) y sobre todo para hacerlo con la gente, escuchándola e impulsándola a participar; con la confianza de saber que contamos no sólo con los líderes políticos que hemos elegido para que nos representen, sino con nosotros mismos, con todos.
Y si por ahí nos dicen “focas”, bueno…aunque personalmente no me gusta, me río de Janeiro y de La Plata; porque seguiremos metiendo por 5 años más, horas en trabajo, militancia y “pienso”…pero también tenemos un derecho consagrado, ¡qué digo consagrado, consagradísimo! Es el de estar contentos, el de agitar la bandera roja, azul y blanca a más no poder y con orgullo, el de abrazar a los compañeros, el de poner guirnaldas a los árboles, el de bailar y el de corear a viva voz "quenosedetenga oh oh oh oooooh". Me parece a mí.
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