Hacha, tiza o un final reñido

Todos conocemos la expresión “hacha y tiza”. Para más datos y si hay interés, lo guglean y ahí está la historia entera que no voy a andar “copipegando” si está a un click de distancia.

Arranco por ahí porque es lo que me viene a la mente a diario, al recorrer las noticias en las redes. Las dos redes que visito.

Si la noticia es tétrica: palo. Todos. Al unísono. Sacamos número para dar palo y palo. Hasta sin saber cómo fue. Palo. Hasta sin averiguar: palo. Después vemos.

Si la noticia es buena: hay que buscar el palo. El más inteligente (o la más) es el que encuentra el palo y dispara primero. Se larga la discusión. Y ahí, todo el mundo: palo.

Ah, sí, me olvidé de mencionar de qué carajo estoy hablando. Estoy hablando de lo que me cansa y a veces me saca las ganas (pero no podrán conmigo, desde ya lo advierto) de esta comunicación permanente y en tiempo real de las redes sociales. Y para ejemplo, sólo para ejemplo, dos perlitas: 1) la movida del domingo en la Plaza del Entrevero y la participación de Lucía. 2) El Parque de la Amistad que se inauguró hoy.

Caso 1 y el palo que encontraron: “Lucía en la Plaza y bailando tango con la Pata Kramer? Pero dejá! Si nunca antes dio un paso para luchar contra la discriminación!”.

Sí, es cierto, Lucía está en campaña. Capaz que fue (capaz, dije) porque los asesores le dijeron que estaba bueno ir a esa movida. Y capaz que la tipa dijo que sí, porque está en campaña. ¿Y? ¡A mí me encantó que haya ido! Y yo no voy a votar a Lucía, eh? Pero me encantó. Esté en campaña o esté en cualquiera. Rescato la importancia de su participación en ese lugar, en el que había un montonazo de gente y en el compromiso que significa para una mujer política como ella estar en ese lugar defiendo los derechos de todos y de todas a bailar con quien se le antoje. Una mujer grande, dando ejemplo a otra gente grande que se desubicó mal o que vive adentro de un tupper.  Ah, y agrego: yo voy a votar a Daniel Martínez. No fue el domingo. Nada, lo voy a votar igual, porque tengo otros motivos para hacerlo. Me hubiera encantado su presencia. Hubo representantes, lo sé. Pero no es lo mismo.

Caso 2 y el palo que encontraron: “Qué lindo el Parque de la Amistad…claro, lo inauguran justo ahora…nah, si no es demagogia ni nada”.

Ciertísimo, lo inauguraron ahora, es más: hoy. Hace una pila de tiempo que lo están construyendo, eh? No fue por generación espontánea que apareció el parque unos 2 meses y pico antes de las elecciones. Ha costado el laburo y el pienso de mucha gente, no? Más la guita de todos nosotros, los que hacemos posible con nuestros impuestos que estas cosas se puedan construir para tener una  ciudad mejor. Ay, qué pena si la inauguración hoy, sonó a demogagia. De veras que me da pena. No tanta como para no ponerme contentísima con un lugar que además de bello y bien pensado, le da posibilidades a cualquier gurí, aún en una silla de ruedas, de recorrerlo de principio a fin y a sus anchas y también de disfrutarlo como que sus piernas funcionaran.

Ejemplos para dar tengo más, obvio. Me salgo de la vaina por comentar lo de la marcha de anoche en apoyo a Venezuela y la presencia de destacados dirigentes de mi fuerza política, el Frente Amplio. Pero no quiero “dormirla” ejemplificando.

Quiero decir, eso sí, que no se construye nada que valga la pena, haciendo leña todo el bendito tiempo en las redes. Criticando, vociferando, desaprobando hasta las cosas que son positivas, enjuiciando y reprochando hasta aquello que a todos nos hace bien, que nos saca una sonrisa, que nos hace pasar un momento bueno. ¡Como si nosotros mismos fuéramos perfectos e intachables! ¡Como si no diéramos puntada con hilo! ¡Cómo si pasáramos todos los desafíos de la blancura de Ace! ¡Impolutos!

Vamos a dejarnos un poquito de joder. No hablemos de tolerancia y de incluir si no somos capaces de mostrarlo aunque sea un poquitito en un mísero muro de FB.  Las redes sociales están buenísimas. Nos acercan, nos permiten opinar, decir, dejarnos ver, interactuar, socializar. Son todas cosas positivas y que buena falta nos hacen para ser mejores.

Pero intentemos ponernos media pila para no ser criticones facilongos de ceño fruncido. Vamos a guardarnos para nuestro entorno o nuestra cabeza las sutilezas que no aportan para nada bueno. Vamos a creer un poco más en la gente. En nosotros.

Vamos a dejar de decir un poquito “la gente dice” para acordarnos que nosotros, vos y yo, somos esa gente.

Podemos ser mejores, mirando para el costado, para el que tenemos al lado. Viendo y tratando, aunque sea, de entender la diferencia.

Menos sermonear y más mirarse para adentro y para lo que hemos construido cada uno en nuestro entorno, que en todos lados y en cada casa, se cuecen las habas, no me jodan. Con humildad. Con ganas de aportar.

Hagamos algo que valga la pena. No puede ser tan imposible aportar un poquito de cada uno de nosotros (la famosa “gente”) para mostrar, aunque sea cada tanto, que el beneficio de la duda, te lo podés guardar bien guardado, las consideraciones negativas que te preocupan, bien se las podés tirar a la almohada que es recalladita y discreta y vos tenés todo a tu alcance para meter un poco de buena onda. Hacele este favor a la comunidad virtual, que es de la “gente”. De toda la gente.

Como dice la canción de Silvio Rodríguez que hoy pasó la Negra en su programa de radio: ♪“El problema vital es el alma …El problema es de resurrección…El problema, señor, será siempre sembrar amor” ♪



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