MATERNALES ASUNTOS



La publicidad de Antel (de bonita y atomizante cancioncita) dirigida al Día de la Madre, no está dedicada a alguien como yo. No aplica.
Yo no soy de las que “todo lo que hago, lo hago por ti”. Mis hijos ocupan un lugar más que privilegiado en mi vida. Pero la mayor parte de las cosas que hago las hago por y para mí. Ese hecho, no deja afuera a mis hijos, creo yo.
Me atrevería a inferir que si les preguntaran a ellos si este asunto (hacer lo que me gusta por mí y para mí) está bien o mal, ambos dirían que está más que bien y que así debe ser. Si algún valor o creencia traté de meter en sus cabecitas - tabla rasa que tuve a mi entera disposición - fue ese concepto: “hacé lo que quieras, lo que te guste, pero hacé; decí, pensá, opiná, sé parte, participá”. Hoy están muy grandes. Viven por su entera cuenta. Formaron pareja y van en vías de tener una familia.
Crecieron pronto, viéndolo esto en perspectiva. Hoy que ya no me despiertan de noche ni les sostengo la cabeza cuando vomitan, parece que pasó rápido. Pero ni tanto. Fue difícil, ni más ni menos que en todos los casos, igual. Con momentos excelentes y otros para el olvido. Como la vida en general.
Yo pretendería hoy y aquí saludar a las madres en su día pero también que hiciéramos un esfuerzo por salir de tanta frivolidad que nos vienen imponiendo y digamos las cosas como son en realidad.
La profesión-mamá es desgastante y esclavizante. ¿Si reniego de ella? No, en absoluto. ¿Si haría las cosas de otra manera? No, para nada.
Pero no vivo adentro de una tele, con cancioncitas bobaliconas, vivo, pienso y piso acá. Y no me importa si el domingo me regalan un celular de última generación o pasan por unos mates y tostadas con manteca.
Me costó un Perú criar a mis hijos y me dediqué cuando quise y cuando no quise también. A prepo: o a lo hecho, pecho.
Primordiales, sí, somos primordiales las madres, humanas, también. Abnegadas, a veces. Quejosas, otras tantas. Perfectas, ni tanto. Protagonistas, siempre. Como pulpos, alcanzando 20 cosas al mismo tiempo, diariamente. Buenas actrices, haciendo creer al mundo, que estamos en el lugar perfecto y pasando por un momento inmejorable, también.
Pero ¿quién nos saca todas estas movidas con una sola mirada? Nuestros hijos. ¿A quién no le vendemos el verso de qué-feliz-que-soy-haciendo-todo-yo-solita? A nuestros hijos. Porque este asunto ya lo desentrañó Mafalda en una frase: “vos y yo nos graduamos el mismo día”.
Y por otro motivo más, que se me venía pasando. Además de ser madres, ya pasamos por la experiencia de ser hijos/as. Ya vimos la película, desde otro asiento, pero asistimos.
Las madres somos como somos, o como podemos ser, desmitifiquemos este asunto. No somos perfectas, no hacemos todo solamente “por ti”, nos cansamos, nos aburrimos, renegamos y nos quejamos. Cuando son chicos y cuando ya crecieron. Cuando manejamos la situación y pegamos cuatro gritos fin-de-la-discusión y cuando gritamos solas en medio del desolado living porque viven a 500 km.
Pero eso sí, es cierto que renacemos cada día, surgimos de nuestras propias cenizas…de las cenizas que quedaron de las malas noches, de los paños fríos, de las tortas de chocolate y dulce de leche, de las discusiones, de las notas bajas en el carné, de los termómetros, las mamaderas, las túnicas, los parches en los pantalones deportivos y el planchado del pelo para la primer fiesta de 15.
Saludo a las madres y a mí misma. Celebro nuestra entrega. Redoblo el esfuerzo para seguir siendo y estando. Pero no me la creo…disto mucho ser la madre de los sueños de alguien. Soy apenas la mamá que les tocó a Camilo y a Valentina.
Espero de ellos algunas cosas: que no piensen en sus adentros que preferirían haber sido el/la hijo/a de otra, que nunca tengan dudas de cuánto los amo y que tengan claro que fui, soy y seré un bombero, siempre con la manguera cerca, por las dudas...con las limitaciones de la persona que soy, tan previsible a veces, tan loca otras, tan impetuosa casi siempre…en este próximo domingo que se festeja el Día de la Madre… y de lunes a viernes en horario full-time, también. Salud!

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