PALABRAS ENREDADAS

Cierro los ojos y se me enredan las palabras. Cuando los tengo abiertos, también. Unas me abundan y otras me escasean…
Algunas son espléndidas, brillantes, ambiciosas, sugerentes.
Otras son sencillas, opacas, casi invisibles.
Palabras aburridas y cansadas; otras novedosas como sorpresas por llegar, como tiempos nuevos.
Palabras que juntas hacen un aquelarre; y palabras que no encuentran conjunción que las anude… demasiado rebeldes, no tienen coordenadas.
Hay palabras en crucigramas, están juntas pero lejanas.
Palabras modestas, intimistas, como miedosas.
Palabras pretenciosas y desmedidas, abarcan demasiado pensamiento, se descolocan.
Palabras con eco y palabras con sombra.
Hay palabras que sólo son sinónimos. Casi siempre son paralelas…con respeto, prefiero las perpendiculares.
Palabras que son paraguas y otras que son tormenta.
Palabras disfrazadas y elegantes: de escaparate.
Y palabras chiquitas: elementales, ciertas y adecuadas por definición.
Hay fugaces y hay eternas.
Palabras como atajos destapando caminos.
Palabras de fuego que hacen arder el hielo, febriles.
Otras son espejos y otras son puro juego y tienen colores.
Hay palabras reales como el sol… y hacen entornar los ojos.
Hay palabras que son poema o canción y por eso ya son otras.
Hay palabras de más y palabras de menos por todos lados.
Yo sueño con palabras que tienen rostro y gesto. Se mezclan como enredaderas, se trepan unas y otras con delgados hilitos que las sostienen y entreveran. Quieren crecer para ser dichas o escritas, para que alguien las oiga, las lea o las cante; empecinadas… verdemente quieren tapar por completo el muro y seguir creciendo, buscando otro rayo de sol, otro viento que las sacuda pero que no se las lleve.

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