Penalización de la primavera


El invierno es de sombría reputación. Remite gris, días cortos, soles pálidos -en el mejor de los casos- nubes por doquier y estufas y lanas para paliar la situación a cómo dé lugar. Ahora la primavera no: ella remite a vida,  plenitud, calor interno y externo que se acerca de a poquito,  cielos límpidos y bellos atardeceres.

Cuestiones de la mente, que es perversa y que irrumpe todo el tiempo sin ser invitada. La mente nos trae conceptos que nada tienen que ver con la realidad, se la pasa “remitiendo a”, nos agobia a pura creencia y lugar común. “Si tal cosa, tal otra”. “Si setiembre, primavera”. “Si octubre, más primavera”. Silogismos, puaj. Pensamiento deductivo básico, mentiroso, conservador y sin aggiornamiento!

Llegado el 22 de octubre y en medio de un temporal que nos hace pensar que estamos en julio creo que es momento de inferir que la Naturaleza (la pongo con mayúscula para darle lugar destacado, no sea cosa que se ofenda más) se está tomando revancha de nuestros descuidos. Ojo por ojo, lluvia por lluvia y “cambia todo cambia”, así que dejáte de ensoñaciones y empezá a entender en qué planetita vivís.

El clima nos está atormentando y ¡de qué manera! una tormenta tras otra. Tormenta con plus, se viene en barra y son “pesados” los amigotes dados en llamar ciclones extratropicales! 

Los ánimos decaen para todas y todos. Ahora mismo, mirar por la ventana me da escalofríos y siento que el documento Word al que trato de abocarme es un remanso de paz y seguridad. No torcer la vista hacia la ventana, no mirar: ¡focus, focus!

Lluvias, vendavales, actividad eléctrica y granizos atenúan cualquier tipo de insinuación primaveral que una tenga en mente, recordar el día de ayer al sol y con temperatura agradable, es otro descriterio de mi mente perversa y acomplejada. Todo duró un suspiro y zás, de nuevo estamos entre alertas naranjas que ya no se toman en jugo…antes de alcanzar el exprimidor del estante de arriba pasó a parecerse a una frutilla y precisás la licuadora.

Empezá a correr. Cerrá y requetetrancá las aberturas. Juntá la ropa de la cuerda que no hay palillo que aguante. Recogé todo lo que pueda convertirse en proyectil y reventarte los vidrios. Rezá por tu claraboya. Atá a la mascota si la querés conservar sea cual sea su tamaño, comprá velas por si encima nos quedamos sin luz, juntá agua por si hay corte y cargá el celular porque el telefóno fijo todavía no lo arreglaron desde la tormenta anterior. Buscá la campera abrigada que ya tres veces -por lo menos- archivaste al fondo del placar porque “esta por este año ya fue”, recuperá alguna bufandita que la garganta después da cuenta del cambio, pensá en sopa, en guiso o en tortas fritas y olvidáte de los helados sin restricciones que reclamabas hasta ayer en tu inocente mentalidad primaveral.

Advertencia: creer en la primavera es perjudicial para la salud.
Advertencia II: la primavera puede ser en cuentagotas y no da lugar a reclamo alguno. Ella es muy dueña.
Advertencia III: las quejas permanentes deterioran (más) el sistema nervioso, no revierten la situación y pones inquietos a los meteorólogos.
Advertencia IV: se suspenden las cometas hasta nuevo aviso, por desubicadas nomás.
Advertencia V: el que tenga posibilidad de dormirse una siesta ahora mismo y no lo haga será excomulgado como aquellos-que-te-conté-por-aquel-otro-asuntito, para que sirva de castigo ejemplarizante al resto de la comunidad.

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