La "otra nota" sobre el fin de semana en Baires
..."A mí se me hace cuento, que empezó Buenos Aires/ la juzgo tan eterna como el agua y el aire". Jorge Luis, sí, ese...
Un plan perfecto. Que además de ser el nombre de una película era el que yo tenía en mente para festejar mi cumpleaños número…altísimo, ese que te imaginás no, ponele más. Buéh, paso al relatar lo que viene a cuento.
“No estoy para festejos acá en casa” dije, y seguí profiriendo “no hay lugar, es una cantidad de gente, si me voy a cenar afuera se ofenden, yo me iría…no sé adónde me iría”. Plin! Buenos Aires? Why not?
Charly agarró viaje y se sumó para irnos los dos solitos. Me preguntó antes: “no vas a empezar a joder con que extrañás a los nenes, no?” (Por “nenes”, léase: hijos, nietos, hijos postizos, etc.). "Naaah", dije yo. "Para eso está el celular. Para hablarnos. ¡Nos vamos!"
Y nos fuimos el jueves 11 a las 5 de la tarde. Llegamos a las 9 y media de la noche, después de dejarnos afanar en el Buquebus por López Mena & Co. que nos fajó $ 184 argentinos por dos Quilmes chicas y dos focaccias caprese. Buéh, olvidáte…estamos de paseo. Taxi, hotel y salir a cenar. Lindo boliche, íntimo y tranqui para disfrutar un buen gramajo y más Quilmes, como debe ser.
12 de la noche, en la mitad de la Plaza de los Dos Congresos, queloscumplasfeliiiiclaudiao! Todo bien.
Viernes de mañana. 12 de abril. Día de mi cumple, mucho Buenos Aires pero sin mi familia y amigos cerca. Desde temprano, puros mensajes, yo emocionada y estoica. Desayuno y arrancar, para hacernos el paseo en el bus turístico durante toda la jornada. Caminamos dos cuadras, hasta la Plaza que antes mencioné y se me antojaron dos cosas de camino. Primero que tenía frío así que sacar la campera de la mochila para ponérmela y segundo, sacar una foto. Que el morral, que la mochila, que sacar la cámara de adentro de la mochila y de adentro de su propio estuche, creo que también se me antojó prender un pucho, en fin…todo eso. 10 minutos después grité “no tengo el celular! Perdí el celular!”. “Lo dejaste en el hotel”, dice Charly y yo que no; pero igual volvimos. No estaba.
Perdí el celular, o sea…perdí mi vida, pensaba yo y no lo decía pero la cara se amalgamaba con lo no dicho. “Hay que llamar a Montevideo para hacer la denuncia, hay que avisarle a mi vieja y a mis hijos que perdí el puto celular, se van a preocupar, hay que avisarle a mis amigos en FB porque no van a entender”…hay que matarse, pensaba yo. Buscamos un locutorio. Encontramos.
Lo que yo no encontraba en mi cabeza era un solo número de teléfono. Bloqueada. El de mi vieja apenas (la llamé, me saludó, lamentó la pérdida, la dejé amargada… obvio)…y no le iba a pedir a mi vieja que me hiciera la denuncia, ni a palos. Llamé a Valentina, no me atendió. Llamé a Camilo, menos. Miré a Charly desesperada: “no me acuerdo de más números”. Él se acordaba del de Laura (sí, esa Laura!), llamamos, daba ocupado. De pronto me acordé del de Nora y Clau, llamé, no atendieron. Me mato, decía yo. Y ahí, antes de tirarme debajo de un 60 con destino al Tigre que pasaba por Rivadavia a 80 km. por hora, le dije a Charly “y en tu oficina no estará Jorge?”. Estaba Jorge, sonó, atendió, entendió, le pedí y con mucho gusto, dijo, hizo la denuncia y puso en FB que la mina perdió el celular el día de su cumpleaños que lo está pasando bien lejos de casa, como buena extraviada que es (esto último lo agrego yo).
Salimos del locutorio, mi cara se medía en metros, hasta que Charly me movilizó con esas frases tan suyas: “ya está, Claudia, perdiste el celular! No se te murió tu hermana! Nos vamos a pasear y dejáte de joder!”. Cuando tiene razón, tiene razón.
Así que el resto del día lo pasamos paseando de lo lindo, almorzando en la Boca, tomando el café con leche en Barrancas de Belgrano, comprando algunas cositas y viendo Buenos Aires desde arriba por la mañana, tarde y noche. De fiesta.
Cerca de las 20.30 llegamos al hotel, exhaustos pero dispuestos a descansar un ratito y salir a cenar. Hice una pasada en FB con mi tablet y me emocionaron los saludos y mimos recibidos. Respondí lo que pude con la poca batería que quedaba y la señal casi inexistente. Hablé por teléfono (del fijo del hotel, obvio) con algunas personas importantísimas en mi vida y nos fuimos a cenar a un restaurante de comida peruana, muy buena y muy diferente.
Copado el lugar. Comí una cosa rarísima que se llama “ocopas”, qué se yo que era…estaba bueno.
Me faltaron voces el día de mi cumpleaños, claro. Me faltaron esos “besos muchos, te quiero, te extraño, pasálo lindo”… esas cosas bien familieras.
Y supe que perder el celular el día de tu cumpleaños si estás en otro país, es mucho peor que perder la mochila en un taxi, como ya hiciste hace un tiempo, ClaudiaO.
Y dije para mí sola: "o aprendés a atender la vida y te bajás de la nube un rato… o un día, de veras que vas a sucumbir… que la paciencia de Charly algún límite (que no pasa por las fronteras) ha de tener, serádedioooo"…
Feliz cumple!!, aunque un poco tarde ya. Mejor desconectar un poco cada tanto,no?. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias! Beso y abrazo!
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