Palos como astillas

Si mi viejo estuviera acá tendría algunas cosas para decirle.
Seguro que lo llamaría por teléfono y le diría: “bo Pelusaaa, ¡feliz día, demente! ¿Por qué no te venís para casa en un taxi? Si no tenés plata, ¡te lo pago acá! Dale, veníte y nos tomamos una, que estoy dura de frío ¡y se me cae un huevo moverme!”.
Pelusa se moriría de risa y me diría: “guardáme whisky, ¡infiel! ¡Es el día del padre no el día de la hija descarriada! ¡Y no voy nada! Que vos no tenés huevos y yo sí y los tengo congelados, no voy ni loco, voy en la semana y ¡más te vale que haya regalo!”. Y yo le diría: “y sí, ya hay regalo, el de siempre, un cartón de Nevada y un kilo de Canarias, ¿te sirve? Si te portás bien, ¡te compro un libro!”. Y el diría: “¡hay whisky, Canarias y Nevada! ¡Voy! ¡Antes que arranques para una librería y compres equivocadamente como solés hacer!”.  Y yo: “¡si serás desagradecido!, ¡conocés a Bolaño por mí, gran lector!”.
Conversa de nunca acabar, fuera por teléfono o presencial. Báh…de nunca acabar no, a veces se termina el whisky.
Si mi viejo estuviera acá le contaría que ayer fui con Julieta al M.A.M. y que le compré crayones. Que la que dibujé fui yo, que hice una casita con detalles y que ella señalaba sin errar, cuando le preguntaba: “¿dónde está la ventana? ¿Y el perro? ¿Y la fuente?”.
Le contaría que Julieta me dice “Lela”, pero  Lucas me dice Cocó y que me recibe feliz porque en el celular tengo una aplicación con un gatito que habla y que si no se lo doy, sencillamente, me revisa la mochila hasta encontrarlo.
Si mi viejo hoy estuviera acá, no le andaría yo contando que es bisabuelo y lo divinos que son los gurises, y que Camilo blabla y que Valentina blablabla.
Para qué coño le iría yo a estar contando las cosas que pasaron en estos años sin/con él, si se las cuento a diario y se las sabe bien.
Le contaría nomás las de ayer.
Porque justo ayer, estuve de los más ocupada y me olvidé de llamarte, Pelu, pero tá…¿tá todo bien o no? A veces es complicado tu estar allá y mi estar acá, pero te doy un abrazo, te pongo al día y ¡chin chin!
De tal palo, tal blabla, Pelu.

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