MICRORRELATOS (o “son cosas que pasan”…)


• Yo tengo un sobrino, Gastón, que el otro día llegó tarde y con hambre del trabajo y se comió la comida de la perra…hace 3 días que está vomitando. Se comenta que Purina Dog Chow está elaborando una nueva estrategia de mercado.

• También tengo una tía de sobrenombre “Pastel”…la función “diccionario” de mi celular cambiaba “Raquel” por “Pastel” cuando la mensajeaba…así que le cambié el nombre a la tía y solucioné el problema…ella se ríe…

• Yo tenía una amiga que venía a mi casa en su auto y llegaba apenas con el olor de la nafta. Con la emoción del encuentro y la conversa, se olvidaba del detalle. Cuando llegaba la hora de partir, a eso de las 2 o 3 de la mañana, yo me iba caminando 5 cuadras hasta la estación de servicio a buscar una bolsita de súper…cualquier sacrificio antes que tener que hospedar a la desquiciada…y los Ancapuntos, ¡para mí!

• Cuando fuimos Camilo, Noelia y yo desde Buenos Aires, Capital Federal, a La Plata, al toque del Indio Solari, tomamos un tren en una estación intermedia. Camilo dijo que no había manera de sacar boletos ahí, pero que no importaba…”ajá”, dije yo. En el viaje subió un inspector, nos cobró los boletos más una multa, valor doble de los boletos, además de dejarnos como unos delincuentes delante del resto de los pasajeros. De todas maneras, pocas paradas más adelante, nos dimos cuenta que nos habíamos tomado un tren equivocado, así que nos bajamos y tuvimos que tomar otro…llegar, llegamos eso sí…aguante el rocanrol!

• Ese mismo día, cuando terminó el toque…extenuados, con 30 grados y 100 % de humedad, muertos de hambre y de sed…sin tener cómo volver a Capital Federal (no se nos había ocurrido pensar en ello en el afán de ir/estar)…terminamos tirados en una plaza como linyeras, comiendo 3 empanadas (3, en total, para los 3) que conseguimos de milagro, una cerveza “tirada” (con agua…un asco…pero era la gloria), mientras observábamos muertos de risa a la multitud que caminaba “como un film velado en blanca noche”, o sea cual zombies, igualitos a nosotros mismos… buscando comida, agua, un ómnibus (léase: micro)…Y “no lo soñéeeeeeee eheheheh”. Caminando con las manos y puteando en checoslovaco, llegamos a la terminal de La Plata, donde el género humano revolcado por el piso, daba náuseas. Allí nos enteramos que podíamos comprar boletos de micro… para las 10 de la mañana (serían las 4 a esa altura). “Imposible” dije yo, “no agarro el Buquebus”. Al final pudimos volver a Capital…rejuntamos la plata que nos quedaba y nos conversamos a un remisero, no fue tan grave…hasta dormí un rato y me bañé antes de arrancar para Puerto Madero. “Los redo, los redo, vamos los redooooooo”…



• Siempre llego tarde a todas partes. Hace muchos años…una vez volvía desde Buenos Aires para Montevideo, me acompañaban al aeropuerto mi mamá y Roberto, que en esos tiempos vivían allí. Llegamos tan temprano, pero tan increíblemente temprano, que despachamos el equipaje y perfilamos para el bar de lo más contentos. Charla va…café con torta viene…perdí el avión…y mis valijas se fueron sin mí a Montevideo…desmedido, pero cierto…juro que ese café valió la pena...



• Fui al liceo en épocas de dictadura. El uniforme era fundamental. El día que rendía el examen de Historia de 5to., me dormí. Me vestí como pude y corrí…corrí…corrí. Llegué casi a tiempo y no me olvidé de llevar la corbata, prenda imprescindible para traspasar la puerta del hall principal del Miranda. Pero me olvidé de la camisa…lucía medio extraña con mi buzo azul escote en V y la corbata…pero dí el examen y lo salvé. Hace unos años me encontré con la profe de Historia que me dijo: “Pero…ClaudiaO.…cómo olvidarme de vos y tu corbata simbólica”…contarlo era una deuda de honor y total…una mancha más no me va a dejar marca…



• Hace como 7 años…un día cualquiera invité a Valentina, mi hija (por entonces, 15 añitos) y Claudita (su amiga del alma e hija postiza de quien suscribe) a ir al cine. “Shrek 2”, en Grupocine Ejido. Quedamos de encontrarnos a las 19.45 en el cine. Llegué yo, llegó Valentina… Claudita, nada. Me empecé a poner nerviosa. Por suerte yo tenía celular y me pusé a hacer llamadas para investigar su paradero. Fue peor. Había salido hacía más de una hora. Valentina, aburrida, de mal humor y observando con desazón que se le iba acabando el pop, dijo: “ah, tá, yo entro porque empieza la peli, esperála vos…”. Yo en el hall, caminaba, hablaba por teléfono, salía a fumar, llorisqueaba. El que vendía el pop me consolaba: “ya va llegar, Señora, no se ponga así”. Pero nadie demora una hora y media en llegar en bondi desde Rivera y Soca hasta 18 y Ejido…yo no tenía consuelo. A las mil y quinientas… la vi doblar, Ejido para abajo…no sabía si abrazarla o matarla. No la maté porque vi de lejos que ella también llorisqueaba. Se había tomado un 60 en Rivera, pero para el otro lado…para Malvín. Se avivó más o menos en Rivera y Michigan…y tuvo que pedir plata (mientras se limpiaba los mocos) para otro boleto, a efectos de llegar…ay Dios, los hijos…los propios…los postizos…por favor! Permiso, Royal: “¡qué buen final feliz!”.



• Valentina trabaja como moza en un bar. Hoy tuvo un día difícil, el bar lleno de gente y faltó personal, eran solo dos mozas para atender a la multitud. Las dos…corre para acá, corre para allá. La compañera de Valentina se acerca a una mesa y muy atenta, se dirige al cliente, un señor solo:

” ¿En qué lo puedo servir? ¿Le traigo la carta?”…Respuesta: “No, no, ni te molestes…traéme un…♫♫♫pan, panamericano ♫♫♫ .“¡Uno más para atendeeeeer!”

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