
DE PIES A CABEZA
¿A ustedes no les da por pensar a veces que algunos objetos tienen vida propia? Hablo de cosas de uso cotidiano…por ejemplo, las medias. A mí se me esfuman las medias…juntas no, por separado huyen. Yo las meto al lavarropas de a pares (doy fe), de a pares también las saco, pongo especial atención en esas dos acciones y sigo atenta hasta que las cuelgo. Luego subo a la azotea y descuelgo “prolijitamente”, bajo la pila de ropa, tiro todo arriba de la cama y a veces me pongo a doblar y a guardar enseguida. Ahí nomás me falta una media. Cero bola… dejo yaciendo a la que quedó y pienso: “está abajo del todo la otra, ahí aparece” mientras le resto importancia al asunto y sigo aumentando la pila de lo doblado. Pero termino y no está. No digo ni una palabra y la empiezo a buscar. Por el cuarto…no está. Recorro el camino inverso, es decir, subo la escalera caracol, paso por el cuarto de arriba, subo los tres escalones a la azotea, estoy en la azotea…no está. Dissapear. Missing, la tipa. Bajo, siempre fijándome. Me llevo puesto a Nano (mi perro) porque voy atenta en la búsqueda. Ahí ya no me aguanto y le digo a Charly: “queda una media acá afuera porque se me hizo humo la otra…hasta que aparezca...” y Charly dice: “fijáte adentro del lavarropas”…Ah, claro, ¡como si yo no hubiera estado atenta en esa etapa del operativo!!!! No contesto a tamaña insensatez…y paso a otra actividad, qué más da, tengo un cajón llenito de medias (algunas tienen mirada solitaria porque perdieron su acompañante) pero no puedo olvidarme, no hay caso, no hay razón para que esto me pase una vez por semana y la “razón de los cosenos” no aplica…
Como Silvio Rodríguez estoy…que se pregunta “adónde van las miradas que un día partieron”…yo me pregunto adónde van las medias…”acaso flotan eternas, como prisioneras de un ventarrón”…ah, puede ser Silvio, puede ser…se habrá volado y "flotará como prisionera"…pero es raro, Silvio, eh? ¿Por qué nunca se me vuela un pañuelito o una servilleta que son tan livianas como-la-que-te-conté? Para mí que son seres animados y que luchan por la separación de su otro par…como otros/as tantos/as que andan por la vida en esa situación…no sé, pero es todo un tema.
El otro asunto que me preocupa mucho y adhiero a la idea que también ellos son seres con libre albedrío….son mis auriculares. Me pasan cosas diariamente con ellos. Interactúan todo el tiempo conmigo. O sea, hacen gala de lo necesarios que son!
No sólo desaparecen o se rompen demasiado…de eso bien puedo hacerme cargo…el asunto es que por más cuidado que ponga en envolverlos al mp4 o al celular (depende) cuando los voy a volver a usar, son como la cinta de Moebius, ni principio ni fin ni forma racional de desenredarlos. Es decir, pasado un rato y con extrema paciencia y concentración, los desenredo pero demoro tanto que hasta se me fueron las ganas de escuchar música o radio.
Si es cuando me estoy yendo a trabajar, la tarea empieza en casa en las corridas de última hora, continúo en el intento mientras voy caminando a la parada, ídem mientras viene el bus…y como el trayecto es cortito, cuando resolví el acertijo, me tengo que bajar.
A veces, pierdo la compostura porque quiero oír "sí o sí" y me los pongo como están o sea, quedo medio como de costado y tironeada hacia un lado, como con poca capacidad de maniobra… pero en el afán de oír me importa un pito la opinión de los tontos que me miran y esconden una sonrisa…que saben ellos/as de esta problemática que me acucia! Si no fuera por lo importante que es lo que estoy oyendo, me los sacaría y se los daría a ellos a ver cuánto tiempo demoran en acomodarlos, ya que son tan vivos! Me cache…
Medias y auriculares…tan alejados…pies y cabeza…tan hermanados en su idiosincrasia.
El otro día me sentí menos sola…iba en el ómnibus (ahora no puedo acordarme si estaba “enchufada” o no), me senté en el asiento "de los bobos” y miré a un señor que estaba sentado justo enfrente, enfrascado en desatar nudos de sus auriculares. Estaba como nervioso. Muy. Pensé en cómo debo lucir yo en esa circunstancia rutinaria, así que no me reí nada. Seguí atentamente sus maniobras…y también de paso, observé al señor en su totalidad…iba bien vestido, una linda campera marrón, camisa no me acuerdo, pantalón beige, mocasines marrones…una media…en un pie una media, beige también, en el otro pie... sólo el mocasín…lo volví a mirar de cuerpo entero y gesto…seguía enfrascado en ser el “desatanudos”…volví a mirar para abajo…casi me paro y lo abrazo. En fin, no estoy tan sola…
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