¡A lista de pendientes!


A veces me parece que ando por la vida bajando línea como una editorialista. Y me sorprendo porque en realidad nunca tengo especial interés en convencer a nadie, pero sin querer y cada tanto me salen “artículos de opinión”, cuando ando con ganas de decir algo nomás, trátese de violencia doméstica o de las vicisitudes políticas, yo que sé… de paso me libero un poco…
Otras veces me parece que escribo siempre sobre cosas que me pasan a mí o cosas que quiero o cosas de las que reniego.
Y otras veces, no hago cuestión del tema, pero me pongo a pensar que aunque escriba de lo que me pasa o pasó, debo dejar de hacerlo en primera persona, porque a veces en “el fragor del champán” (y a propósito); exagero, doy color, o integro a mis dichos cosas que le pasan a otros, pero como lo hago desde mi voz “escrita”, se suelen armar tremendos barullos. Se preocupan mis amistades (que son mis lectores, a ver…), les pasa por sus cabezas que todo lo que escribo me sucede a mí y me preguntan o hasta aconsejan, en el afán de ayudarme. Entonces me pongo a dar explicaciones para redimirlos del pesar.
Ya quisiera yo poder escribir en tercera persona, narrador ominisciente que todo lo sabe de él y de los otros y además posee el don de la ubicuidad.
Pero no me sale espontáneamente. Ni siquiera me sale el plural “nosotros” (que ahora tan de moda está) y que también es “primera persona narrativa” (pero del plural).
Es que me queda cómoda “la primera”, y se lo comentaba personalmente a unos amigos el otro día…me facilita ser la narradora que también es personaje dentro del relato (se llama homodiégesis esto, permítaseme introducir la palabreja…) porque me permite actuar, juzgar y tener opinión sobre la historia y los demás personajes. Fácil, no? Aportar información y visión desde el punto de vista de una misma, es una papa, claro.
Bueno…prosigo…la larga introducción viene a que voy a intentar de ahora en más salirme de ese lugar de comodidad y “de patas apoyadas sobre el escritorio” en el que me he instalado (atornillada casi, van 50 y pico de relatos en esa postura: descontrol).
Pero me tengo que despedir del bendito “lugar” y no me voy a ir así nomás, porque displicente, nunca seré!
Así que próximo que está mi cumpleaños número 50 (sssshhhh) y sin ánimo de hacer mucha retrospectiva (que como se sabe no es sana a tan avanzada edad), me dispongo, en primera persona, a dejar por escrito o listar algunos “pendientes” que tengo en mente, sobre todo para acordarme de ellos y regresar cuando sea necesario. Al mejor estilo “memo organizativo institucional” que aunque no tiene el cometido de presionar porque sólo es parte de la planificación, tiene toda la pinta...
Tengo pendiente:
- dejar de fumar.
- Ir al gimnasio o algún lugar que luzca parecido.
- Leer muchísimos libros (también comprarlos), ver otro tanto de películas, obras de teatro y exposiciones.
- Seguir descubriendo música y seguir enamorándome de ella.
- Decidir si voy a publicar algo de lo escrito en estos tiempos.
- Si se cumpliera lo anterior, previamente hacer una selección con la ayuda de algún idóneo/a (ya tengo en mi libretita algunos candidatos) y sino parafraseando a Los Beatles: “with a litlle help of my friends” haremos lo que se pueda.
- Terminar el curso de fotografía.
- Sacar muchísimas fotos y hasta exponer algunas, aunque sea en mi escritorio o en el corredor de la casa de mi vieja.
- Concretar mis buenas intenciones cuando digo “te llamo y nos vemos”.
- Deshacerme de algunas porquerías...que no aportan pero son taaan lindaaas.
- Ser abuela.
- Ser abuela y no olvidarme que sigo siendo madre, hija, compañera, amiga, secretaria, militante, estudiante…y más cosas, más…
- Aprender a disfrutar del invierno sin instalarme en la queja de todos los años que empiezo…tipo en abril, ponéle…
- Seguir estudiando siempre, algo…
- Volver a cursar Historia del Arte y otra vez, y otra vez…
- Planear un viaje pero hacerlo!
- Parar con la compra compulsiva de zapatos si total ninguno me viene bien.
- Entender la situación de Medio Oriente y de África del Norte, pero entender de verdad, entender a su gente, tan gente como los moradores del orgulloso occidente (estoy en eso ya…)
- Aprender a tejer (ídem anterior, aprender de verdad y no “de jugando”).
- Despertarme de buen humor.
- Erradicar el “pero” de mi vida.
- Intentar escribir algo para niños…tengo reales ganas…
- Seguir leyendo y sobre todo insistir una vez más con el “Ulises”, vamos que se puede!
- Seguir escribiendo porque me gusta y porque pienso, luego escribo.
Y por último, pasarme al uso de la “tercera persona”, aún a riesgo de mi bienestar.
No dije que voy a hacer todas estas cosas, entiéndase bien, pues no atenderé reclamos, sólo dije que las tengo en la lista de pendientes y que forman parte del “pienso” casi a diario. El “pienso” no es el “quiero”, pero es un paso hacia.
Sin sacrificio no hay nada, that is the question…, pero reconociendo se sube el primer escalón o no?

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