Receta para una tarde de invierno


Coloque usted en un bol de cualquier tamaño pero más bien amplio, el calor de su casa. Si cuenta con estufa a leña, se recomienda por ímplicitamente romántica, pero no se desvele si no tiene, sirve la estufa a gas si a usted y familia lo conforta.

Agreguéle musiquita de su preferencia y no olvide dejar a mano algún libro o revista pendiente de lectura.

Tenga cerca una película, en el medio que usted prefiera. Hoy todo está al alcance. No se preocupe por conocer crítica previa.  No es necesario que sea excelente, trabaja de recurso, nomás.

Incorpore conversación y si tiene a mano, regocijo. Aplicará grandemente a esta receta.

Mientras bate, sin marear, o sea con delicadeza y siempre con movimientos envolventes, puede distraerse un poco y mirar por el vidrio empañado, deleitándose con el brillo que dejan las gotitas de agua adheridas.

Sienta el calor de sus pantuflas y ríase de las inclemencias climáticas si son calentitas y además le gustan en su estética. 

Algunas/os agregarán pijamas, eso es a gusto y fácilmente sustituible por la camiseta que otrora fue blanca reluciente y quedó rosadita porque se lavó junto a una sábana roja.

Añada olores hogareños que pueden ser de su entera elección mientras sean un deleite para su nariz: salados, dulces, agrios y todos a la vez. Recomiendo la lavanda  y en las antípodas, canela, por adicción propia, pero siéntase libre para elegir.

Propóngase no quejarse (recuerde que la queja nunca aporta y se termina pegando al fondo de la cacerola insalvablemente) por la lluvia o por el invierno anticipado. Usted está cobijado, abrigado, acompañado, se siente bien, está medianamente sana/o y con suerte, hasta está enamorado de alguien o de algo, que no es lo mismo, pero aplica.

Antes de terminar, revuelva una vez con una idea fija: piense dos instantes en alguien conocido, su vecino de al lado, o el de enfrente, que no se encuentra en situación tan confortable y ventajosa como la suya. Quizás está solo/a y no sabe cómo salir de esa situación, o no sabe acompañarse a sí mismo, o sea, está en desventaja. Piense un poco en él o ella. De alguna forma, le hará llegar sus deseos para revertir esa situación y algún poco de calor merecido le enviará.

No deje de añadir un poquitín de nostalgia a la hora de recordar otras tarde de invierno y lluvia; a la nostalgia usualmente se le teme por considerarla aferrada al pasado, yo la utilizo con cuidado y casi siempre me viene a engrandecer el sentir y hasta me termina acompañando.

Cocine todo junto a fuego muy lento, no hay apuro, el invierno ni ha empezado aún.

A la hora de servir, no olvide tener a mano agua caliente para preparar a tiempo lo que sus acompañantes prefieran. Yo elijo un mate, pero esta receta se acompaña bien con cualquier tipo de infusión.

Siempre y cuando aparezca en la mesa humeante y cálida y se sirva con buen trato y dedicado amor.

Comentarios

  1. Esto es una preciosidad que remite a lo más amable de la vida, el rinconcito buscado, con las personas, animales y demás seres vivos (todos lo son) que elegimos para hacer camino. Me encantó!

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  2. Gracias, amiguísima! Y sobre todo por estar acá y por comentar, me encanta! Abrazote!

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