Alma y soledad de cualquier objeto


Soy cosa inanimada llena de vida y memoria.
Soy un cacharro abollado por descuidos y caídas del aparador. Relucí en mi metal reluciente de vidriera hace mucho tiempo. Fui rutina de la abuela, ocasión de la madre y olvido de la hija en un cajón. Me mezclo en cualquier parte entre otros cacharros y otras abolladuras que también tienen memoria y recuerdos. No espero nada porque apenas soy un cacharro, cuelgo en un rincón, displicente y anhelante.
Soy un vestido de novia. Fui blanco radiante, exagerado. Hoy amarilleo, dentro de una bolsa de supermercado debajo de las sábanas recién lavadas. Me contagian su aroma, es el soplo de vida que de tanto en tanto me llega. Puede ser que un día cuelgue de una percha en una feria de barrio, por qué no, quizás logre remozarme el sol de la mañana y pueda convertirme si no en una compra, aunque sea en foto.
Soy un triciclo rojo rayado por el óxido. De los de asiento incómodo y timbre ensordecedor. No tengo mucho mundo. Conozco una sola casa, una sola cuadra, varios dueños. El último me rescató de un montón de basura, dudó un ratito pero me terminó llevando con él. Me dejó en el manillar y en el alma una caricia y cierta nostalgia. Me dio un hogar de chatarra, pero me dio un hogar y no es poco. Cada tanto, alguien se acerca y el riiiing del timbre me asusta hasta a mí mismo.
Soy una carta. Hace años que vivo en un libro. Soy la mejor carta de amor que alguien escribió para el mejor amor de su vida. Soy destacada e importante, o al menos, eso me creí que era. Soy una carta perdida, pero nunca olvidada. Fui aprendida de memoria, vivo en otros. Fui buscada para revivir momentos de dicha en duros días de invierno y soledad.  Puede que algún día sean envidiadas mis letras, mis renglones y mi tinta azul de bic, porque serán las letras que no escribieron ellos, aunque de repente no…de repente seré la inspiración o la más vil copia dedicada a otras dos personas. No tiene importancia el plagio en este caso, de tan íntima, no pagué derechos de autor. Apenas soy una carta olvidada en un libro. Si me desdoblan, si crujo, si me leen, soy memoria y soy recuerdo. Soy de nuevo y otra vez, como cualquier objeto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Allá en la fuente, había un chorrito"...

Mal día pal gaucho...

En la escala de los números reales