Hasta sucumbir...


Ayer se me fue para siempre una persona muy querida. Ayer yo estaba muy triste. Hoy estoy triste también, pero esta mañana me desperté con energía y he limpiado la casa con premeditación y alevosía. Profundamente. Hasta bañé al perro, que nunca va a quedar limpio, porque está muy viejo, hace sus necesidades en cualquier lado y a veces, se queda en medio de ellas, sin poder salir de ahí. Es muy duro lo que le pasa al perro. Para mí es muy duro, para él, no sé bien.  Me entristece y hasta me desquicia. Luego pienso: “por qué carajo me hago tanto problema por esto, si tengo problemas peores”…peores porque son de dolores que son de gente. Yo amo a mi perro, pero perro es perro y lo otro es otra cosa.
Que si la vida, que si la muerte, que si el dolor, que si las ganas, que si la vejez, que si la enfermedad…qué se yo…en todas esas cosas estoy enrollada por estas horas.
En medio de mis disquisiciones he tenido una larga conversación por chat con mi hija. Podríamos llamarnos por teléfono, hasta podríamos habernos visto porque por suerte vivimos a 4 cuadras. Pero cuando nos enganchamos a “decir” escribiendo en el chat de FB…no nos para ningún santo. Es un ping pong. Pa, pa, pa, pa. No paramos.
Y se ve que a las dos nos da como cosa perder el diálogo, la inspiración, las ganas de decir (a pesar del trabajo de teclear) y ni se nos ocurre decir “esperá que te llamo!”.
Ese diálogo maravilloso que acabamos de tener versaba sobre “familias disfuncionales”. En algún momento yo escribí eso, a sabiendas de que la mía lo es –la mía de nacimiento y la mía de procreación-.
Valen dijo: “ah, mirá, habría que definir la palabra funcional”.
Yo dije: “juát? Está re definida…qué querés inventar?”.
Valen dijo: “porque si la familia funciona sin cuestionar nada, pero de trasfondo es un orto, prefiero que funcione como la mía!”.  
Y yo dije: “chan”.
Y Valen: “la mía será disfuncional pero va pa’ lante, mucho y sabelo!”
Y seguimos chateando pero yo me quedo con esa frase.
Si es sobre formas, mi familia es tan disfuncional como la definición.  
Mis viejos se separaron cuando yo tenía un año y pico.
Yo me separé del padre de mis hijos y los padres del padre de mis hijos se separaron cuando él era chico.
El padre del padre de mis hijos se separó de su segunda pareja y de la hija de ese matrimonio.
Luego que me separé del padre de mis hijos, me enganché con alguien que viene de separarse y vuelta a separarse. Y así, hasta la eternidad.
La “disfuncionalidad” tal cual se define, nos agarra a nosotros para defender el paradigma. Pero…
Ayer se murió mi suegra, que era la madre de mi compañero de tantos años.
Y estábamos y aún estamos muy tristes nosotros.
Pero mi hija Valentina que no es la hija de Charly, mi compañero, estaba con nosotros, conmigo y con Charly.
Y estaba el hijo de Charly, claro.
Y estaba Camilo, mi hijo, llamándonos y triste por no poder estar con nosotros.
Y mi vieja estaba, quedándose a cuidar a Lucas, que tiene 6 meses y es mi nieto, para que Valentina pudiera estar con nosotros.
Y mi amiga Rossana que es de toda la vida estaba, y mi amiga María José, que es también de toda la vida y de casi todas mis disfuncionalidades, estaba en el cementerio esperándonos y antes pasó a buscar a mi hija Valentina para que no estuviera sola. Y así sucesivamente.
Mañana es el día del niño y de la niña.
Y esta familia disfuncional que tiene otras “familias disfuncionales” en su órbita pero que son hoy por hoy y "primariamente hoy": Charly y yo, mis dos hijos, Camilo y Valentina, mi vieja la Yaya, mi nuera Noelia, mi yerno Mauri y nuestros hermosísimos nietos Julieta y Lucas…esta familia disfuncional, que al decir de Valentina “funciona y mucho... sabelo”, mañana se junta a comer, a abrir regalos, a estar juntos, ponele…más alegres o más tristes, algunos pensando en la bella doña Rosa que ya no tenemos con nosotros…pero disfuncionando juntos. Ponele…bien juntos, y al decir de Valen, funcionando: Yo agrego... hasta sucumbir.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Allá en la fuente, había un chorrito"...

Mal día pal gaucho...

En la escala de los números reales