Todo el viento del mundo
Hay días que una daría lo que no tiene por aquel momento. Volver a estar… ustedes y yo, todos nosotros y capaz Silvio Rodríguez sonando y “confíame 10 pesos”… capaz.
Pero lo que no tiene daría una.
Hay esos días que una quiere volver a ser lo que fue: no para lucir joven y más flaca y más bella, sino siendo la misma de hoy, la de 51. Con lentes de lejos que se los saca y no sabe dónde los deja y se pone los de cerca y no ve un pomo. Yo, la misma, igualita, pero con ustedes…en mi rutina, en mi cansancio, en mis creencias, en el hartazgo, en mis desvelos, en la decepción, en la plenitud, en mi casa, en la buena esperanza que me crece desmedida todos los días. No para volver a atrás sino para estar hoy, un rato nomás, pero juntos.
No con algunos de ustedes sino con todos ustedes.
Hay días de esos en los que los abrazos y las fotos que van y vienen por la red no son suficientes. Se me dibujan las ganas de oír tu voz, la tuya y la otra… la voz de vos que te fuiste, porque estás tan lejos que no tenés la posibilidad de llamarme…pero mientras yo cierre los ojos y te escuche, ahí estás, no te vas ni a palos.
Eso…ni lejos ni cerca ni aparte ni nada. Ustedes ni están lejos ni se fueron. No se van nunca.
Me inventé formas propias de tenerlos conmigo. Me las inventé y me funcionan. Casi siempre me funcionan.
A veces no y entonces me pongo como loca, sola y loca me pongo… creo que los perdí para siempre y lloro, me desespero, me digo “es tu culpa: te olvidaste, te olvidaste”.
Después me pego un sopapo, me tranquilizo o a veces me duermo.
Y los sueño. Conmigo.
Y me despierto y los recupero. Y en el propio sueño o cuando me despierto y recuerdo, me recupero. Porque yo soy con ustedes todos.
En este espacio virtual o en mi virtual memoria que persiste.
Los oigo, les veo el gesto…y ahí sí: me agarran ganas de volver a estar adentro de mi sueño.
De estar con ustedes para verlos, abrazarlos y decirles. No parar de decirles. Y “soñar el porvenir” como dice el Silvio bo…con un océano en el medio o con una eternidad. Sepan que no se les para de extrañar por acá ni un momento. Simplemente, no tenemos fin nosotros mientras haya uno de nosotros por acá diciendo cuánto me hacés falta y no me da nada de miedo subirme a este avión o a esta muerte o a esta vida para ir y decirte a vos ahora todo esto che.
Decirte, decirte, decirte hasta la misma ridiculez: decirte y tenerte acá. Para decirte lo que preciso decirte a vos a ustedes, en estos días que tienen todo el viento del mundo en mi vida sin vos, sin ustedes y con ustedes. "No hacen faltan alas", no?
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