Que "nostalgien" de lo lindo, che!

Nostalgia termina en “algia” como neuralgia, fibromialgia, lumbalgia.
Nostalgia remite dolor porque “algia” es eso.
Por ejemplo, cuando yo tengo lumbalgia porque se me va la mano levantando algunos pesos pesados (léase: nietos), me pongo fatal de quejosa y gruñona. Hasta que encaro algún desinflamatorio potente y ahí la empiezo a remar y me mejora el humor.
Pero ya les digo…a mí las palabras que terminan en “algia”, más bien me duelen de entrada.
¡Si seremos retorcidos los y las yoruguas que la noche que más bailamos, bebemos con desenfreno y nos divertimos como si se acabara el mundo, la definimos con una palabra que conlleva tristeza en sí misma!
Si el caso era armar un buen canyengue (parezco Enrique el antiguo) con música que data de 20, 30 o 40 años atrás, porque era buena o porque simplemente se sentían ganas de disfrutarla de nuevo, alcanzaba con llamarla la “noche de los oldies” o “la noche para el recuerdo”, ambas remitirían “pasado” pero no tendría porqué ser pasado de dolor; que algún recuerdito lindo u alegre, algún que otro (sin exagerar la felicidad tampoco) todos solemos guardar.
¡Mire que tenemos la “grisitud” bien metida en los genes los yoruguas, che!.
Eso sí: para emparejar lo desparejo, la gente le pone onda a la Noche de la Nostalgia, con mayúsculas y en negrita la tecleo, porque parecería ser que somos los únicos en el planeta que la hacemos. Tan es así que hasta el Ministerio de Turismo se dio cuenta de que puede ser un polo de atracción turístico y se mandó un clip/comercial, ¡que no sabés! ¡Es la mar de divertido! ¡Es una cosa de locos! Al final, llorás de lo horrible que es. Pero ese fue un efecto buscado, es noche de nostalgia, dolor, ¿sacás cómo viene?
Decía…la gente le pone onda. Recién nomás por mi barrio (gran punto de ventas que se ha vuelto últimamente) comprobé cómo se vendían las musculositas con lentejuelas que van acompañadas de calzas en dorado, o también otras que vienen a ser como de vinilo, muy apropiadas, pienso yo. Imperante el glamur glamoroso en la mañana sabatina del barrio de los judíos che.  No se quedaban atrás los encajes en la ropa interior y algunos portaligas  rarísimos. Y hasta vi una niña de unos 6 años caminando de la mano de la madre disfrazada de “nostalgia” muy divertida ella: peluca azul con rulos afro, gran collarete con símbolo de la paz en fucsia colgado al cuello, camperita dorada. Estaba chocha de la vida y no lucía en absoluto “nostalgiosa”.
También bullen de gente las peluquerías. Explotan los secadores y se incendian las planchitas. Las tintas, en extinción. Y la pobre peluquera terminará de atender a las 10 de la noche con suerte y saldrá a bailar (como corresponde) con el pelo en un rosquete porque tiempo para otra cosa no tuvo. Pero hizo sus buenos mangos…algo es algo.
Por eso te digo, acá  la gente le pone onda a este asunto.
Saca entradas carísimas para ir a lugares que prometen canilla libre y mañana comentarán que con suerte, pudieron alcanzar la barra dos veces en la noche. Pero no importa, mañana la nostalgia será otra. Será nostalgia por los 3 mil mangos que gastaron para tomar dos whiskitos con coca cola; pero quién les quita lo bailado entre empujones, apretujes y desbordes: ¡in-ol-vi-da-ble!
Hay otros y otras que también en el afán de ponerle onda y ponerle freno a su magra billetera de fin de mes, aprovechan a mover el esqueleto en casa de amigos, tipo “baile lluvia”, que no será canilla libre ni tendrá happy hour; pero yo asumo que más de dos tragos serán plausibles.
Yo no “nostalgio” los 24 de agosto. Pero no es una cuestión de principios. Es que no me llevan el apunte. Ni el 24 de agosto ni ningún otro día, es más.
Pero le doy para adelante a la idea de bailar, de beber, de tirar la chancleta un poco.
Absolutamente le doy para adelante. Alegremente le doy para adelante.
Si se tratara de elegir algo, me pondría la misma ropa de siempre,  me alborotaría más los rulos (una noche como ésta, nada mejor que ser rulienta), elegiría un lugar medianamente potable, bailaría hasta el himno a mi bandera y bebería bastante cerveza, seguramente.
Ya les digo, yo le doy para adelante. Pero si por mi opinión fuera, le cambio el nombre. Ah, eso sí. Le cambio el nombre. Porque esto de salir a bailar con “nostalgia” seguro me haría acordar a último momento de llevar en la cartera el Actron por si las moscas.
Y cuando no da, no da, vistecomoeh. Por un día, y sin palabras que te "remitan a", se puede no tenerle miedo al dolor y divertirse como locos. Aguanten las lentejuelas, los bailongos, Paul Anka y los Bee Gees bo.


Comentarios

  1. Yo no salgo en la "Noche de los oldies/ Nostalgia/Recuerdos".
    Cuando quiero salir, salgo, cuando quiero bailar bailo, cuando quiero cantar canto. Así de simple. ¿Viste? ¿ Porqué hay que usar ropa interior sexy SOLO esa noche? Es más: ¿Qué hacés con los pantalones "pata de elefante" y la vincha después de esa noche de puro disfraz? Haceme caso. Comprate unas velitas aromáticas, ponele un velo rojo a la portátil, y usá un batoncito floreado de entrecasa-¡tendrás éxito igual!

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