Un sol, una luna

¿Qué se precisa más: el sol o la luna? ¡Las dos cosas! Porque ambas son hermosas y tan nuestras, porque ambas nos conmueven, porque para disfrutarlas sólo hace falta estar viva y saber considerarlas. Cada uno tiene su momento y lugar. Y hay veces, que los dos se juntan. Para nuestro bienestar: se juntan.
Y en el mejor de los cielos soleados, está la luna elegantísima y el sol todopoderoso.
Julieta es un sol, Lucas una luna. O a la inversa: Lucas un sol, Julieta una luna.
Eso de decirles “soles, lunas” a los pequeños, es porque irradian brillo en sus personas, en sus palabras, en sus gestos, en cada cosa que tocan, en sus aprendizajes, en sus locos progresos: deslumbran todo el tiempo.
Pero en realidad, mis nietos, son aire. Esa es la mejor forma de definirlos.
Son aire que me toca, que me sacude, que me despeina, que me despierta en ráfaga.
Son aire de mi infancia, de la de mis hijos.
Son juego pero no sólo juego. Son abrazo apretado. Son satisfacción. Son preocupación.
Son rabieta y son desafío de adulta para poder con eso.
Son toses y mocos y perifar.
Son polenta con leche y manteca o postrecito de vainilla.
Son cachetes colorados y gorros de lana exagerados.
Son olas y baldecitos con protector solar factor 158mil.
Son regalos inadecuados para su edad o son un par de medias can-can abrigaditas.
Son la bufanda que no sé tejer pero le pongo onda.
Son mi desvelo. Pero en una buena. Mi desvelo de estar. De estar. De estar. Siempre estar.
Son mis hijos que crecieron desmedidos. Pero no son mis hijos. Son los hijos de mis hijos. Son mis genes. Son mi pelo endemoniado o mi carácter de malcriada.
Mi sol, mi luna. Mi luna, mi sol. Julieta y Lucas. Lucas y Julieta.
Da igual.
Total…sólo a mí me importa que su mera existencia me alimente más que cualquier astro que ande por ahí orbitando o trasladándose de un lugar a otro.
Yo tengo al alcance de la mano todos los amaneceres y atardeceres. No preciso más. Sólo preciso ese aire.
Porque ese aire que me trajeron a la vida, a ésta, la mía… me lo trajeron estos dos chiquitos que bien se podrían llamar Sol o Luna.

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