Lo que hay, no es poco
Tengo un presidente que me saca de quicio y de repente lo abrazaría y quisiera que fuera mi abuelo.
Tengo un país que tiene miserias que habrán de terminar y cosas para celebrar con copa en alto.
Tengo una candidata que me llena el alma de esperanzas.
Tengo un marido que cocina, hace los mandados, me mima, me trae la leche a la cama y ronca como un jabalí, motivo por el cual, a diario lo quiero asesinar.
Tengo un hijo de 30 años que momentáneamente volvió a mi casa; el caso es que nos comunicamos bien, mucho mejor que antes y que yo, por lo general, opino que todo pasa y todo queda.
Tenga una hija de 25 años que me vuelve loca, no atiende el celular, cuando me precisa grita como desquiciada y es una madre increíble, tipo “number one en el top ten”.
Tengo una madre demandante, difícil, veterana, pero es la que tengo y quiero tener para siempre y a pesar de los pesares es la que elijo para ir a ver ballet o teatro, entre todas las mujeres que me rodean.
Tengo una banda de amigos increíble. Amigos de los de mil años. De los de 5 años atrás. De los de ahora. Me aguantan el corazón a diario y yo trato de hacer lo mismo. Y tengo tres que ya se fueron pero están siempre.
Tengo una casa chiquita que se estira como un chicle, para que entre Camilo, Julieta, la ropa, los juguetes…se estira… es muy funcional y acogedora mi casa.
Tengo el laburo que toda la vida quise tener. Eso sí…hace mucho calor, pero bueno…perfecto no hay.
Tengo una azotea que me hace feliz y plantas que me hablan y a veces me sonríen.
Tengo libros y no paro de comprar. Tengo mucha música. Tengo fines de semana buenísimos aunque no salga ni a la puerta. Tengo perfiles en las redes para ver qué pasa, discutir, hacerme amiga o pelearme para siempre.
Y tengo a mis nietos, Julieta y Lucas, que así como son, están perfectos. No les quiero cambiar ni un pelo de lugar. Pido que así sean siempre. Son la alegría en vivo y en directo que se le desea a todas las personas que una quiere bien.
Todo lo que tengo y todo lo que hay, es ahora y se me pone adelante… en el último día de 2013.
2014: nada tengo para andar reclamándote por anticipado.
Con lo mismo, sigo tan feliz y sacudiendo los rulos, como siempre.
Chas gracias por todo y que se repita.
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