Poses y/o voces del verano
Hay cosas que en verano no pueden faltar, obvio. Cerveza, lentes de sol, helados y pareo. Por mencionar algunas.
En la playa, no puede faltar el bello salvavidas. Y la novia del salvavidas.
La familia simil Campanelli con los nenes con la sombrilla con las sillitas con el jugo tang el mate las galletitas los baldecitos muchos toallones la suegra las paletas y el perro que es un hincha pelotas de antología.
No puede faltar tu mirada ácida y el comentario de siempre: cómo se va a poner ese bikini, no ves que es una desubicada.
Están los surfistas siempre en pose y prontos para la foto o el video que será transmitido on line y en tiempo real como corresponde.
Los vendedores de todas las cosas. “Hay empanadas, gorros, pareos”. Son increíbles. Qué ductilidad para el multiempleo. Nos venden de puro aburridos que estamos mientras soportamos a la familia de al lado. Máh sí, dame un pareo y una de carne con pasas. Cuánto es. 580 pesos. Ok, está caro, pero es verano.
La queja eterna es una constante: demasiado calor, el sol está insoportable este año no lo banco, ni leer se puede con este sol en esta playa, ponete bien el protector que después tengo que soportar tus lamentos, el agua está helada serádedio que yo no me puedo bañar, ah pero qué viento así no se puede, la próxima vez que el nenito este me tire arena lo revoleo como una ola, pará con el arroz con atún mijo que se me están achinando los ojos.
Y en la playa…está el salvavidas, que es divino. Y la novia del salvavidas.
Que si la arena está mojada, que si está seca y se vuela.
Que si la sombrilla está mal puesta, te lo dije, se voló, ahora andá a pagar el daño del ojo que le arrancó al pelado…
Que si no hay leche y con este sol y este calor vos te creés que yo voy a caminar cinco cuadras hasta el almacén por si a vos se te ocurre tomar una cocoita cuando te despertás de la siesta. Ni a palos.
Y también está siempre el salvavidas, bello él. Bronceado él. Sabedor de las miradas él. Musculoso él. Encima joven él. Y la novia del salvavidas.
De noche pasan cosas distintas, como para matizar. El abrigo no es suficiente, llené la valija de musculosas y me puse una sola, por esa ventana entra un frasquete que no me dejó dormir en toda la noche, y a los perros en este balneario quélespasaaaa no duermen, yo mañana les tiro un chorizo relleno de clonazepan.
Pero al otro día te levantás y todo cambia. Está nublado. Hay viento. Vamoh arriba. Igual vas a la playa, queteimportauncarajonada.
Y en la playa…está todo divino, como siempre.
Está la familia completa con perro y jugo tang y trajeron a la suegra que habla a los gritos pelados y al nene que revolea la arena y todo.
No te vas a desesperar por tan poca cosa. El bolichito copado en medio de la arena seguirá teniendo caipiroskas a tu entera disposición. Efecto balsámico.
Y obvio…en cuanto te distraés un rato, cerrás el libro, parás la queja y mirás para el costado: está el salvavidas y la novia del salvavidas. Como no podía ser de otra manera.
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