Mañana es otro día che...
Reflexiones sobre el Mundial, Sudáfrica 2010
Hoy es 5 de julio. Mañana a las 3 y media de la tarde juega Uruguay con Holanda. Por acá andamos todos felices y orgullos de lo logrado hasta el momento, también inquietos por lo que se viene. Esperanzados y agradecidos ante este Uruguay de los milagros. Sea cual sea el resultado de mañana, la Celeste se quedó hasta el final de la fiesta (eso no figuraba en los pronósticos, excepto Gorzy...)
Hasta hoy, Uruguay es una de las cuatro mejores selecciones del mundo y el único representante de América en carrera. Es la mismita selección que clasificó última y en repechaje. Y a los uruguayos, esta actuación histórica y “hazañosa” (lo dijo Kesman y me gustó), nos despertó la pasión y la locura.
Metiditos como una cuña entre los dos gigantones - que ya volvieron a casa con el rabo entre las patas -, sin samba para bailar ni verano eterno con caipirinha, sin Reina del Plata ni el glamour de la gran urbe, sin tener siquiera una “9 de Julio”, ancha y poderosa donde festejar… Acá, en el medio, los uruguayos: modestos hasta en la geografía del “suavemente ondulado”, más bien grisáceos, reflexivos, afables, casi humildes, educaditos y con 90% de humedad reinante, siempre como en estado de animación suspendida… así somos y hemos venido transcurriendo. Hasta junio de 2010.
Se vino este Mundial y la conquista de una posición tan destacada vino a movilizarnos hasta el punto de recuperar la autoestima del pueblo uruguayo. Empezamos a creer sinceramente y a alentar, pero creyendo. Dejamos de lado posturas y preconceptos y nos apasionamos en cada partido. Decretamos feriados sin proyecto de decreto previo y sin consulta. Embanderamos las casas, los autos, los negocios, las mascotas. Nos amuchamos con los amigos para disfrutar la emoción. Nos olvidamos de la seriedad congénita y festejamos como dementes, en cada boliche, casa, barrio o lugar donde hubiera más de dos uruguayos. Hemos gritado hasta la afonía. Vivimos momentos inolvidables de tensión, alegría, miedo y felicidad. Todos, los 3 millones y pico, todos con el corazón en la mano.
Me importa lo que suceda mañana, me importa muchísimo (nunca creí estar en este lugar de fanática futbolera), pero tampoco me creo que esto es el “mundo de Frutillitas”. Si hasta acá llegamos, bueno…se nos piantará algún lagrimón seguro, pero de esto que vivimos los últimos 15 días, no nos vamos a olvidar nunca más. Nos engrandecimos, nos quedó mirando el mundo entero y sobre todas las cosas, nos desinhibimos, nos enloquecimos, sacamos para afuera la emoción, tiramos todos para el mismo lado, nos auto-conquistamos.
Yo creo sinceramente esto que digo y tenía la necesidad de expresarlo hoy porque “contar es un remedio infalible” y me calma la ansiedad de la previa…y esta locura tan celeste en la cabeza y el cuore…
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