MALDITOH ROEDOREH
Mi casa es vieja…bah, antigua, que queda mejor. Anda por los 100 pinos y resiste. Se mezclan las reformas, una arriba de la otra. Se renuevan las humedades porque parece ser que bajo tierra, corre un arroyo (plop!) y nosotros luchamos contra ellas todos los años. Hasta se han hundido los pisos de madera de listones, que han sido reconstruidos porque no crean ustedes que vivimos en un túnel. Van enterándose entonces, que tiene sus cosas mi casa, pero la queremos y la cuidamos bastante.
Ha tenido problemas “bichescos” también. A veces las cucacharas se adueñan del entorno y nosotros combatimos, yo grito en realidad…y Charly toma medidas al respecto.
También tenemos bichitos de la madera, no sé cómo se llaman, “taladro” creo, que sé yo…por la primavera aparecen (por Dios, ¡ahora!...”♪♪aaaaaalgún día, algún día te vas a avivar♪♪”), cual nube aparecen, se comen todo, han terminado con alguna puerta y marco cercano. Estoicos nosotros, nos deshacemos de las puertas y/o marcos, ponemos nuevos o inventamos cosas para poner en su lugar. Somos muy creativos. Y eclécticos también.
Hay que lidiar con las desventajas de una casa vieja, pero con buena disposición y algún mango que sacrifica vacaciones y algún que otro placer, se logra que siga sirviendo de hábitat.
Todo esto hasta ayer. Lo de ayer, nunca había pasado en los 16 años que moro aquí.
Ratones! Hay y ay!
Charly me lo anunció como si se tratara de coordinar entre ambos la posibilidad de adoptar una nueva mascota. Con ternura lo dijo y a mí me corrió un escalofrío por la espalda. Aclaro que no tengo fobia a los ratones, pero que querés que te diga… son too much para la convivencia pacífica!
Dijo Charly que pensó que yo ya me había dado cuenta…¿¿¿¿yo???? ¿¿¿Cómo??? No ha lugar! ¡Yo no me doy cuenta nunca de nada! Salvo que el tipo tenga Facebook y me pida amistad! Insistió Charly en su cordura, ”pero si yo puse veneno, no lo viste?”…mmm dije yo…”vi una piedritas verdecitas en el placar debajo de la mesada de la cocina…pensé que era para las cucarachas”…
- Bueno – dijo él – No es, es para los ratones porque acá hay al menos un ratón, yo lo vi, y además te voy a contar algo..
- Ah, hay algo más… – dije yo con cara de soportarlo todo pero resistiendo el temblor.
- Si, algo más. El ratón se come la comida del perro.
- Ay, mi querido, que estás fumando, a tu edad…
- Se la come. Se la lleva, la esconde, la reserva y la va comiendo. Mirá.
Y pasó a mostrarme el resultado de sus exhaustivas investigaciones. En la cocina, en el piso claro, está el plato de plástico con la comida de Nano, el perro. Pastillitas de esas que comen ahora los canes. Charly abrió la puerta del horno de la cocina, o sea del electrodoméstico, no?, y ahí mismo entre las bandejas o asaderas que allí se guardan, comidita de Nano. Y sacaba otra y más comidita de Nano. Por doquier. Yo no daba crédito. Pero él siguió por el camino de darme información, mientras yo decía que no había necesidad, para qué...
- Te voy a decir más…te voy a mostrar adónde duerme…
Y se dirigió hacia mi escritorio, el mismo que tiene encima mi computadora. Abrió mi cajón (aquel cajón “desastre” que ustedes ya conocen…) y fue sacando todas las porquerías que éste contiene para mostrarme otras señas del bichito…o sea lo que descome luego de haberse manducado el alimento de mi caniche.
La teoría de Charly, que está enternecido con este asunto, es que duerme en mi cajón porque está calentito, dado que debajo, está la torre de la compu, casi siempre encendida, que manda calor para arriba. Una hermosura la escena!
A mí me costó asumir la realidad y más hacer caso omiso de la carita de tierno de Charly, que lo quiere adoptar en lugar de envenarlo… pero yo, así no puedo.
En principio, estoy pensando en pedir colaboración a mis amigos y amigas para huir hacia alguna casa libre de bicherío, de ser posible.
Mi segunda preocupación, si todavía no me fui de casa, pasa por el Censo…¿lo tengo que denunciar al roedor? Porque le tendré un poquito de miedo, pero buchona no soy! Igual, le estoy buscando un “nombre de fantasía” para darle al Sr. Censita…por las dudas que Charly me convenza y terminemos adoptándolo...ay!
Mi casa es vieja…bah, antigua, que queda mejor. Anda por los 100 pinos y resiste. Se mezclan las reformas, una arriba de la otra. Se renuevan las humedades porque parece ser que bajo tierra, corre un arroyo (plop!) y nosotros luchamos contra ellas todos los años. Hasta se han hundido los pisos de madera de listones, que han sido reconstruidos porque no crean ustedes que vivimos en un túnel. Van enterándose entonces, que tiene sus cosas mi casa, pero la queremos y la cuidamos bastante.
Ha tenido problemas “bichescos” también. A veces las cucacharas se adueñan del entorno y nosotros combatimos, yo grito en realidad…y Charly toma medidas al respecto.
También tenemos bichitos de la madera, no sé cómo se llaman, “taladro” creo, que sé yo…por la primavera aparecen (por Dios, ¡ahora!...”♪♪aaaaaalgún día, algún día te vas a avivar♪♪”), cual nube aparecen, se comen todo, han terminado con alguna puerta y marco cercano. Estoicos nosotros, nos deshacemos de las puertas y/o marcos, ponemos nuevos o inventamos cosas para poner en su lugar. Somos muy creativos. Y eclécticos también.
Hay que lidiar con las desventajas de una casa vieja, pero con buena disposición y algún mango que sacrifica vacaciones y algún que otro placer, se logra que siga sirviendo de hábitat.
Todo esto hasta ayer. Lo de ayer, nunca había pasado en los 16 años que moro aquí.
Ratones! Hay y ay!
Charly me lo anunció como si se tratara de coordinar entre ambos la posibilidad de adoptar una nueva mascota. Con ternura lo dijo y a mí me corrió un escalofrío por la espalda. Aclaro que no tengo fobia a los ratones, pero que querés que te diga… son too much para la convivencia pacífica!
Dijo Charly que pensó que yo ya me había dado cuenta…¿¿¿¿yo???? ¿¿¿Cómo??? No ha lugar! ¡Yo no me doy cuenta nunca de nada! Salvo que el tipo tenga Facebook y me pida amistad! Insistió Charly en su cordura, ”pero si yo puse veneno, no lo viste?”…mmm dije yo…”vi una piedritas verdecitas en el placar debajo de la mesada de la cocina…pensé que era para las cucarachas”…
- Bueno – dijo él – No es, es para los ratones porque acá hay al menos un ratón, yo lo vi, y además te voy a contar algo..
- Ah, hay algo más… – dije yo con cara de soportarlo todo pero resistiendo el temblor.
- Si, algo más. El ratón se come la comida del perro.
- Ay, mi querido, que estás fumando, a tu edad…
- Se la come. Se la lleva, la esconde, la reserva y la va comiendo. Mirá.
Y pasó a mostrarme el resultado de sus exhaustivas investigaciones. En la cocina, en el piso claro, está el plato de plástico con la comida de Nano, el perro. Pastillitas de esas que comen ahora los canes. Charly abrió la puerta del horno de la cocina, o sea del electrodoméstico, no?, y ahí mismo entre las bandejas o asaderas que allí se guardan, comidita de Nano. Y sacaba otra y más comidita de Nano. Por doquier. Yo no daba crédito. Pero él siguió por el camino de darme información, mientras yo decía que no había necesidad, para qué...
- Te voy a decir más…te voy a mostrar adónde duerme…
Y se dirigió hacia mi escritorio, el mismo que tiene encima mi computadora. Abrió mi cajón (aquel cajón “desastre” que ustedes ya conocen…) y fue sacando todas las porquerías que éste contiene para mostrarme otras señas del bichito…o sea lo que descome luego de haberse manducado el alimento de mi caniche.
La teoría de Charly, que está enternecido con este asunto, es que duerme en mi cajón porque está calentito, dado que debajo, está la torre de la compu, casi siempre encendida, que manda calor para arriba. Una hermosura la escena!
A mí me costó asumir la realidad y más hacer caso omiso de la carita de tierno de Charly, que lo quiere adoptar en lugar de envenarlo… pero yo, así no puedo.
En principio, estoy pensando en pedir colaboración a mis amigos y amigas para huir hacia alguna casa libre de bicherío, de ser posible.
Mi segunda preocupación, si todavía no me fui de casa, pasa por el Censo…¿lo tengo que denunciar al roedor? Porque le tendré un poquito de miedo, pero buchona no soy! Igual, le estoy buscando un “nombre de fantasía” para darle al Sr. Censita…por las dudas que Charly me convenza y terminemos adoptándolo...ay!
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