Fernando Savater y "educar en defensa propia"
Fernando Savater estuvo en Uruguay la semana pasada (fines de octubre 2012).
Fue invitado a la Feria del Libro en el Departamento de San José a presentar su nuevo libro "Ética de urgencia" y dio una conferencia sobre temas políticos al otro día en Montevideo.
En la de Montevideo estuve presente, en la otra no, pero tuve la suerte de escucharla por radio.
De ahí, surgió esta nota, que es casi una transcripción.
Y decía Savater el otro día en San José, y él decía y yo lo escuchaba por radio y tecleaba en mi laptop a lo loco. Hacer este ejericicio, me viene fenomenal porque me hace fijar los conceptos desde siempre -así que lo hago con gusto- y bueno… acá lo que puede concluir y comparto. Creo que poco no es y que vale la pena. Arranco:
La buena educación es la lucha contra la fatalidad, esa fatalidad que hace que el hijo del pobre siempre sea pobre…romper esa fatalidad es el progreso de las sociedades.
Si no lo educan unos padres o familiares, unos buenos maestros o instituciones, lo educarán los peores ejemplos, los de la televisión, o los de los gángsters que viven en su barrio. Y terminarán convertidos en esclavos…y eso, por más trágico que sea, también es una forma de educación.
Por eso los buenos educadores debemos llegar antes que los malos. La apuesta es llegar primero.
Es una exigencia social: no esperemos que los políticos se ocupen, porque el tiempo de la educación no es el tiempo de la política. Es difícil que se preocupen los políticos por algo que ellos no van a ver, que va a acontecer más delante de su actual mandato. Es la sociedad la que tiene que exigir. Tiene que ser una preocupación pública, del colectivo.
No se trata solamente de tu hijo, sino también de los hijos de los demás, los que también tienen que estar educados, porque con ellos vamos a convivir, nosotros y nuestros hijos.
No solo debemos preocuparnos por una educación laboral, que no está mal, pero ello no configura el proyecto fundamental.
Se trata de crear ciudadanos que sepan convivir, que puedan argumentar sus demandas y puedan comprender demandas sociales de otros. Cuánto más cerrado es alguien, más se aproxima a la violencia. Desarrollar la capacidad de persuadir y de ser persuadidos: para eso hay que formarlos y eso es formarlos en buena convivencia y en tolerancia.
Ahora, es bien cierto que la buena educación es cara: homogeneizar es caro. Es cara la tecnología, la formación, el aggiornase permanentemente. Los maestros saben que no pueden seguir enseñando lo que ellos aprendieron, tienen que reciclar sus conocimientos. Y tener el ánimo para hacerlo y trasmitirlo. Se precisan grandes inversiones, un presupuesto confortable. Pero si la buena educación es cara, la mala educación la pagan los países de la peor manera. Eso sí que sale caro a un país. Se está viendo en Europa, en plena crisis: los países que tienen mejor formados a sus ciudadanos son quiénes salen antes de los problemas, porque tomaron la precaución de educar bien.
Debemos tomar en cuenta que la educación son las escuelas, son las familias, son las instituciones públicas, los teatros, los museos, una feria del libro, un lugar donde nos familiaricemos con lo cultural, donde los libros (o la cultura) se extiendan a la sociedad. Todos esos lugares y otros tienen una función educativa. Nos educamos unos a otros participando o visitándolos. No solo los que se dedican a ello. Los medios de comunicación, las celebridades, los políticos, los deportistas, los artistas; todos ellos tienen un protagonismo en el asunto de la educación. Todo es un entramado que nos contiene y nos educamos unos a otros. Esa es la función social que hay que potenciar. Y hay que favorecer esas líneas de trabajo. Es la única forma en la que todos podremos salir beneficiados.
Sobre la educación del siglo XXI y sobre su libro “Ética de urgencia” y algo sobre el libro “Ética para Amador” (que ya tiene más de 20 años).
La irrupción de Internet para bien o para mal, ahí está. Durante mucho tiempo la escuela era el lugar en donde se informaba a los niños, “las verdades de la vida” se le enseñaban en el escuela, además de la matemáticas, la gramática, etc.
La escuela cumplía una función esencial. Pero hoy no se necesita ir a la escuela para “enterarse”, ese no es el problema. Hoy los niños se informan a través de la TV, de Internet. Algunas cosas siguen siendo necesarias pero otras ya son irrelevantes.
De toda la información que los niños -y nosotros- conseguimos en la red, algunas son adecuadas, otras son nocivas. Los niños y los adultos, todos, hoy estamos sumergidos en ese mundo: el de los blogs, de la red, de la espontaneidad. Y en la red, está todo. Junto al premio Nóbel que hace conocer sus teorías está el loco que cuenta sus alucinaciones en su blog. Y de ahí surge la necesidad de orientar y de legislar. Tiene que haber protección y legislación, para que no ocurran cosas peligrosas. Hay casos dramáticos, claro y hay casos de mal uso. Porque Internet está para quedarse, es estupendo, pero tiene riesgos.
El tema de la concentración
Es importante destacar el tema de la atención. Nada se aprende sin atención.
Aprender, el aprendizaje en sí mismo, interesa. Los seres humanos a diferencia de los animales, somos viciosos en aprender.
Pero uno no puede enseñar si no hay atención. Kant decía que la cosa más importante que aporta la educación a los niños es que puedan estar una hora quietos escuchando a alguien.
Pero Kant no sabía del zapping. Hoy, el zapping, hace que nadie pase una hora entera mirando una película o un concierto.
No es necesario aburrirse, ni castigarse en aprender, está el zapping.
Pero la atención sí es necesaria.
Internet conspira contra ello. Es un poco como lo que pasaba antes con las enciclopedias, de las que algunos abusábamos, la hipertextualidad ya existía.
Los desafíos del educador dentro de un aula son el problema. La mentalidad consumista, que nos enseña que todo tiene un valor y es medible, nos lleva a pensar: “¿y yo qué saco de aprender esto?”, “¿para qué?”.
La educación nos debe llevar a ser seres humanos, es lo fundamental, la formación de personas. Una persona que presta atención, que razona, que asimila conocimientos, que reflexiona…es más probable que viva una vida plena que los que no lo pueden lograr, que vivirán una vida menos humana, una vida mecánica. La educación no está para hacer ricos, o poderosos, o rentables a los seres humanos, sino para hacerlos humanos. Y ese concepto, es la sociedad la que lo tiene que entender. Si la educación se convierte en una agencia de colocaciones se desvirtuará todo su sentido.
Educar en valores
Cuando se educa en valores no se puede caer en el sectarismo. Hay una inclinación intrínseca por unos valores antes que por otros. Por ejemplo, la antropofagia fue una práctica común, pero hoy la desaconsejamos ampliamente. A mí , como educador, me interesa que los niños sepan que no pueden dedicarse a la antropofagia, tomo postura y les digo que no está bien andar por la vida comiéndose al vecino. Y entonces, educar en buena medida es frustrar. Porque el niño, desde el vamos, cree que tiene todas las posibilidades abiertas ante él, pero no todo lo puede hacer, hay cosas más valiosas que otras. Y comerse a otro, no es una posibilidad. Y eso hay que hacer como educador. No siempre seremos simpáticos, somos un obstáculo a veces para el educando. Ofrecemos resistencia para que puedan crecer rectos. Hay que poner límites, límites naturales. La educación es limitar, esos padres que dicen “yo soy el mejor amigo de mi hijo” bueno…pues yo les diría que podrían pobrar a ser el padre, porque amigos ya tiene el niño en su clase, en su barrio. La del padre, en esa postura, es una especie de complicidad que no le compromete a nada. Hay que poner límites, porque eso es la educación: “a qué hora va a llegar a casa, en qué va a gastar su plata”.
Cuando el padre juega el papel de “amigo” hay un no querer hacerse cargo, bueno…es verdad que es una parte dura, porque lo más duro de los educadores es que educamos para que los otros puedan prescindir de nosotros. El que prepara al otro para que pueda valerse por sí mismo. Uno prepara a los demás para que sean más sabios que uno, para que se vayan, para que crezcan y luego, si ten mandan una postal para Navidad, bueno,,, gracias. Lo otro es “quédate aquí y no hagas nada, que eres mío”.
Los valores siempre están en crisis
El día que nosotros veamos en la calle un adulto golpeando un niño para sacarle el chupete y nos parezca normal, ese día no habrá valores. El valor siempre surge de la crisis en la acción. Porque uno se rebela contra ello. El valor surge ante la falta de algo que nosotros echamos de menos. Si el mundo estuviera solamente poblado de “la madre teresa de Calcuta y San Francisco de Asís”, les diríamos a nuestros hijos:” hijo, sal a la calle y solo copia lo que ves”. Pero el mundo es de otra manera. Y el valor está en enfrentarse a las cosas que no deben de ser como son o están.
Los profesores también tienen que tener cierta autoridad. Pero autoridad no es tiranía. Tiranía es tratarlos a todos como infantilizados. Pero autoridad, es lo que ayuda a hacer crecer a los otros. Una autoridad que nos guíe, nos levante, es lo contrario a la tiranía. Si tú no tienes autoridad ninguna en tu casa, bueno… es que has dimitido totalmente.
Los jóvenes en la política
Una de las formas de interesar es luchar contra esa tendencia de que todos los políticos están en el fango, son reptiles horrorosos, el hecho de que haya políticos que no nos gustan no quiere decir que todos sean así. Hay cosas que son imprescindibles. La política es una porque es el nervio de la democracia.
En el autoritarismo se nos dice “ustedes no se preocupen por nada, estamos nosotros aquí”. Pongo un ejemplo, en una dictadura se pregonaba “Nosotros o el caos”. La gente claro está decía “el caos”. Bueno, pues "nosotros somos el caos también".
La democracia exige política y si tú no lo hacés otro lo hará por ti y contra ti.
La indignación no resuelve nada, ¿podríamos curar el cáncer pegándole a las enfermeras?, sería un desahogo, pero claro está, seguiríamos enfermos. Es un primer paso, la indignación, la rebeldía, pero luego hay que pasar a articular soluciones políticas. Ellos, los políticos, tienen que hacer esta tarea, no basta con decir que el mundo es muy malo. Solo no va a cambiar, porque nos enojemos no va a cambiar. Las protestas tienen que estar orientadas hacia una alternativa, sino no sirven para nada.
Sobre los medios
Sí, es cierto que la gente todo el tiempo se queja de la frivolidad de los programas de televisión pero… ¡no deja de ver esos programas! pues nada…es que a ellos precisamente, ¿el hecho de verlos no los perjudica ni contamina? ¿Eso solo les pasa a los demás y a mí no? Si la TV atonta ¿por qué favorecemos los programas que atontan?, ¿por qué los vemos?. Tienen que haber programas que merecen la pena. Si la gente ve el otro, el frívolo, bueno, vale, pero en las sociedades hay que dar la posibilidad a la gente de elegir, aunque la opción sea la frivolidad, el que no quiere salvarse que no se salve, pero hay que dar la posibilidad al que quiera salvarse y trasmitir otros contenidos. Hay que producir otros contenidos para los que gusten salvarse de la frivolidad reinante.
Gracias por transcribir parte de la entrevista y por este maravilloso texto; yo escuché una parte en la radio y me da un gusto inmenso poder tener la valiosa reflexión de Savater sobre la educación por escrito.
ResponderEliminar¡Felicidades por el blog! Siempre aporta algo valioso a mi vida.
Muchas gracias, Sofìa!!!
ResponderEliminarTe parece entonces que vale la pena que suba al blog los otros apuntes que son de la conferencia que dio Savater en Torre de los Profesionales sobre los "enemigos de la democracia en el siglo XXI"???? como que sì, no???