Rejodidos

Como dice un cartel que puso un amigo en Facebook: “el despertar va a estar bravo”. Tal cual.

Mientras yo salgo con amigos a pasear y a brindar, mientras nos saludamos y todos nos queremos, mientras vamos a conciertos, toques, ferias, museos y Montevideo está lleno de cosas lindas para hacer, mientras disfrutamos de agradables noches de verano; una chiquilina de 28 años se muere en el balcón de su apartamento a causa de una bala perdida que disparan unos idiotas zarpados -en medio de la calle- por un mísero e insignificante partido de básquetbol.

Otra chiquilina se va a bailar con los compañeros del laburo y como es negra, a la salida del baile, la agraden, la patotean, la golpean y ahora está sufriendo en un sanatorio.

El despertar es hoy y como dice el cartel…está bravo.

No hay más palabras ni ganas de incidir ni nada.

Estas cosas, estos dolores, sacan las ganas de todo.

No hay Navidad que valga.

Estamos bien jodidos.

No quiero parecer negativa ni pesimista.

Pero hay días que sospecho alguna clase de plan siniestro  para que la sociedad uruguaya se vuelva un asco y una vergüenza ser parte. Pues que si lo hubiera, les está saliendo muy bien.

No sé entiende nada. No hay forma de sacar una desgraciada conclusión que sirva para algo.

Cada día otro poco se me va más lejos el impulso de pedir tolerancia y comprensión.

Se me van las ganas de hacer algo. Y me agarran las ganas de quedarme atrincherada en la seguridad de mi casa. 

Hay días que parece que nos ganaron nomás y que es un “sálvese quien pueda y cómo se pueda”.

Hay racismo, hay discriminación, hay cobardía, hay violencia, hay brutalidad, hay una agresión primitiva en el aire y hay mucha pero mucha estupidez humana.

Yo no sé si hay manera de poner un punto final a tanta mierda.

Si estoy dejando alguna especie de sentimiento acá, está en las antípodas del espíritu navideño.

Todo gris, encapotado, triste.

Hoy ni la rebeldía me salta de adentro. Me agobiaron.

Lo único que se me ocurre decir es que estamos bien jodidos.

Rejodidos.