Un saludo navideño para 20.130 personas


Si 20.130 personas han visitado 57.422 páginas tecleadas por mí, si viven en cualquier punto del planeta como Bélgica, Vancouver o la misma China, si me asombro cada vez que entro al ver los numeritos que crecen y las distancias casi infinitas que nos separan, si yo soy una persona por lo menos agradecida…bueno, es mínima mi retribución y enorme mi impulso para desearles FELIZ NAVIDAD y  decirles MUCHAS GRACIAS, las dos cosas con mayúsculas.
Este espacio, el del blog, es muy querido para mí, aunque es cierto que hay poco “retorno”, es poco interactivo. Mucho me gustaría cambiar ese aspecto, pero no está en mis manos. Sospecho que ustedes entran a las apuradas, leen algo a la pasada y se van de la misma manera, a las corridas, a buscar más lecturas. Aunque así sea, se agradece y se aprecia.
Aún sin muchos comentarios, yo los siento cerca y los tengo en mente, cuando paso unos días sin escribir pienso “¿qué dirán los visitantes del blog?, ¡esta mujer no se actualiza!” y allá, rauda, tomo impulso y tecleo algo.
No digo que tengamos una relación especial. El blog ni se acerca a las redes sociales. Está en las antípodas de mi perfil de Facebook que crece y crece y no para de encontrar opiniones, encuentros y desencuentros.
Pero sin embargo, es especial el blog.
No corren los “amiguismos”, las opiniones de los que ya me quieren desde antes.
Es silencioso pero creciente y mientras crece, deja huella. Es como una ola quizás.
Yo encantada de dos cosas: de compartir letras y de saber que ustedes pasan a leerme de tanto en tanto.
Cada día tengo más ganas de seguir escribiendo y tirando palabras en este espacio.
A mi obsesión de ser una hiperconectada y tener siempre una computadora a mano, a partir de hoy, se me ha sumado una tablet, así se portó Papá Noel y yo bien contenta. Cada vez más cerca, cada vez más tiempo en la red, sin importar lo lejos que podamos estar geográficamente.
Que a mí me esté matando el calor en el día de Noche Buena de este Montevideo con más de 40 grados de sensación térmica y que vos estés tiritando al otro lado del mundo, es un detallito.
Es la parte buena de la tecnología y de la globalidad. Hay otros aspectos que no son tan buenos.
Pero este lo es: porque nos acerca. Día tras día.
Si pudiera me tomaba un avión y me iba a darles una abrazo, casa por casa.
Pero es Noche Buena, avión no tengo y mi familia ya está llegando a casa. Hay que cocinar, atenderlos, reírse, abrir regalos, sacar fotos y brindar bastante.
Por la vida, por los niños, por la tolerancia, por la equidad, por la justicia y sobre todo por los amigos.
¡Feliz Navidad, amigos y amigas de este blog! Les mando aquel abrazo, el que ustedes quieran! Chin, chin!



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