Abro mi corazón, mi dulce y tierno ♥


Odio la garripiñada, el olor odio, el gusto no sé porque la odio.
Odio el frío en todas sus acepciones, “está fresco” aplica para la categoría. “Está gélido” es “odio” + “miedo”.
Odio quedarme sin cigarrillos. Pero no salgo a buscar.
Odio a Alicia Risotto porque no tengo plata para ir a sus 24 sesiones de ultralipo.
Odio los cartelitos: “esta página no está disponible”.
Odio no agarrarle la mano a la pantalla táctil de mi smartphone para contestar mínimamente un sms sin quedar escrachada.
Odio mi falta de concentración sobre algo que justo no me acuerdo ahora qué era.
Odio pisar una cucaracha pero encaro.
Odio maquillarme porque sin lentes no veo cómo ni adónde tengo los ojos, los pómulos o lo que sea.
Odio las recetas bobaliconas para ser feliz, tratar bien a la gente, querer a los animales, adquirir autocontrol, manejar el dolor, disfrutar de las cosas simples, no rendirse ante los fracasos y otras sandeces por el estilo.
Más odio que vengan editadas con flores y pajaritos y que pululen en mis noticias de FB.
Mucho más odio los carteles con mascotas laceradas o niños enfermos, más que odio es “no tienen derecho”.
Me odio a mí que no termino de decidirme a hacer dos clicks: eliminar, bloquear.
Odio la mala onda pero más odio la mala comprensión lectora en tiempos de redes sociales.
Odio el olor del coliflor y el del bacalao de igual manera que el de la garripañada famosa.
Odio las vacunas pero voy y me las doy: cht.
Odio la soberbia. Es pecado capital. En la capital y en el interior, en toditos lados.
Odio abrir un sobre que adentro tiene una factura. Odio demorar el momento de la verdad.
Odio no tener una sola cartera que sirva para algo.
Odio los nudos diarios de mis auriculares.
No odio las faltas de ortografía. Simplemente las hallo irresponsables.
Odio las reuniones de coordinación. Todas.
Odio las coordinaciones previas a las reuniones de coordinación.
Odio hacer las llamadas para coordinar las coordinaciones previas a las reuniones de coordinación. Ay.
Odio no tener la cámara conmigo cuando veo una foto
Odio los spams y la gente que es un vivo spam en la vida real.
Odio pasar frío o pasar calor cuando la única responsable de la ropa que llevo puesta soy yo.
Odio comprarme un rubor o un compacto y reventarlo contra el piso a la segunda vez que lo uso. Si es L’Oreal, me odio más.
Odio mi pelo. Pero nunca terminaré de decidirme sobre este punto.
Odio cambiar de marca de desodorante y no comprendo qué me lleva a esa clase de decisiones.
Odio que algunos/as no atiendan los celulares nunca pero casi nunca nunca.
Odio el vino sólo porque me da jaqueca.
Odio mis jaquecas.
Odio no tener el placer de brindar con alguien querido con una buena copa de tinto.
Y odio mucho mis jaquecas, no sé si lo mencioné…
Odio los pelos en la pileta del baño.
Odio los trapos y/o fregones, pero no vivo tranquila si no están relucientes.
Odio a la gente que no sabe dialogar porque lo único que aprecia es escucharse, de ser posible, con grandes parlantes.
Odio las dietas porque son imposibles para seres humanos con dos dedos de frente.
Odio más cosas pero esto aburre.
Ah sí, muchos de los odios, no significan que quiera erradicarlos de mi vida. No, señor.
Por ejemplo odio no haberme acostumbrado a los multifocales y odio por consiguiente mis lentes de lejos y mis lentes de cerca, pero sin ellos, yo no estaba acá meta odiar y odiar.

Comentarios

  1. El odio es amor encerrado, sin permiso de fluir y engrandecernos, eso escuché y lo aprendí. No sé si aplica, pero algunos de los hombres que más respeto y capaz que vos odies, explican este proceso interno. A mi me llaman la atención una nota que empiece: "Odio, odio, odio...", tanto como la que habla del amor como espíritu y sustancia, porque quiero ayudar a sanar. Espero una segunda parte en que te explayes con amor, ya que primero soltaste todo el conflicto.

    Con amor, de quien te lee.

    Camilo

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  2. Estos "odios"no representan mis conflictos, sino más bien mis malestares", pero es la palabra que por lo general utilizamos todos para referirnos a ellos. "Odio madrugar con este frío!!" es más usual que "cómo me molesta blabla". Van por eso lado. Odio, concretamente, es otra cosa, claro. En realidad este blog está lleno de relatos o crónicas sobre "amores", que a veces no son "el amor" mismo, sino más bien "gustos" o "bienestares". Te dejaría acà varios tìtulos,pero mejor te pego un link de uno sólo que acà no hubo forma de encontrarlo: https://www.facebook.com/notes/clau-olivera/sobre-gustos/10150226624862412
    Gracias por tu comentario y me encanta que me leas!

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