La desmadrada madre que te parió


Sí, fijáte que acá estoy y soy tu madre, y ahorita mismo es tentación por la facilidad teclear unas letras sobre el punto…
Soy la que te parió en el Casmu de la calle Garibaldi hace una punta de años, sin analgesia ni cesárea.
Sí, la que te crió con ayuda pero en absoluta titularidad y celebró tu vida hasta desubicadamente.
La que no sale en los avisos, la que se enoja hoy y se enojó mil quinientas veces, la que ya no grita pero gritó hasta quedar sin voz.
Soy una madre real, deficitaria y tuya.
La que no se cansaba de repetir cien veces las mismas cosas. La que insistía hasta con megáfono con las mismas peroratas (“comé todo”,“pasaba un avioncito tirando papelitos”, “andá a bañarte y después colgá la toalla”, “ordená tu cuarto, hoy sin falta”, “a juntar a juntar cada cosa en su lugar”) cosas que te parecían insensateces y hoy que sos taaaan grande capaz, te parecen un poco más verosímiles.
Sí, soy tu madre y además soy abuela a vos gracias, pero sin dejar de ser madre: la tuya.
La que se desvela por vos, mismas preocupaciones (u otras que para el caso, homologan) que tienen que ver con tu vida, la que se sigue desmadrando apasionadamente y a diario.
La desmadrada madre que te parió, vengo a ser.
La que te extrañó cuando vivías en otro país y la que te extraña aquí y ahora —porque aunque hayan cambiado las circunstancias—, no tenemos tiempos nuestros para estar “solos y juntos” como antes.
Lejos de ser la abnegada madre de los avisos que se hace heroína en la entrega y abnegación. Tampoco la descuidada que pasó los mejores años de su vida envuelta en una nube y viendo como otros le criaban a sus hijos. Lejos de tanto cliché pero bien real y bien de acá: soy la madre que te tocó en suerte; nunca“en desgracia”, porque si fuera en desgracia, vos estarías pensando “por qué coño no soy huérfano/a” y yo estaría diciendo “pero a mí quién me mandó a meterme en este viaje”. Lejos, eso sí, bien lejos, del marketing pre-mother’s day: ustedes dos y yo.
Lo cerca que tiene este asunto es lo que yo soy de verdad y vos sos ídem.
Lo cerca es mi casa, mi teléfono, mi celular, mis múltiples computadoras eternamente conectadas y dispuestas a escucharte (sin dudas: una smart-mom, muy “pro”, no?).
Lo cerca, sos vos. Estés realmente cerca o a dos horas de mi barrio. Con rulos o con ondas. Alto o  baja. 
Flacos los dos.
Lo cerca somos nosotros, sin luminarias ni spots brillantes que promulgan ejemplos desmedidos, sin regalos fantásticos que se pagan en incontables y amargas cuotas.
Lo cerca somos nosotros tres, tomando un mate una tardecita al lado de la estufa o una cerveza bien frapé en la previa del asado en la azotea que es de nosotros.
Feliz madre del montón soy. Sí, señor.
También quiero que tengan feliz día todas las madres que andan en estas vueltas de la lucha de la vida cotidiana, con hijos chicos, medianos o grandes, pero siempre atentas y poniendo onda para estar a la altura de las circunstancias. Las fantásticas/glamorosas que todos admiramos boquiabiertos y que algunos tienen la suerte de tener…y las de acá, este planeta uruguayo: menos producidas…ni brushing ni make up, pero que no cejan en el intento de ser ellas mismas en su vida con sus hijos.
Ellas mismas y sus hijos.
Ellas mismas: sus hijos.
Un sólo abrazo.

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