"Mardito" junio
Junio me deprime.
Junio: quiero que pases rápido. Prefiero que venga julio, con su frío clarito e indecente. Pero vos, junio…sos traicionero.
Te la trabajas de benevolente pero sos un mes de porquería, sos muy panqueque.
El invierno está instalado hace rato, y a vos ni te importa que empiece el 21. La humedad nos espanta, los huesos nos rechinan y secar una camiseta en más difícil que entender física cuántica.
Me baño y me lavo la cabeza a las 8 de la mañana y los rulos se me secan a las 2 de la tarde …con suerte.
Las casas dejan de ser el refugio anhelado porque chorrean por todas partes y los olores que las circundan, nos aburren. Un lunes freímos dos milanesas y el viernes todavía se adivina el parpadeo.
De mañana hace 3 grados y nos abrigamos a mansalva, de tarde hay 19 y no hay mochila que pueda contener tanta lana.
Llegamos a casa en un sopor, como amordazados entre campera y bufanda, pero nos quedamos quietitos media hora y corremos a prender la estufa y buscar las pantuflas, la ruana y poner a calentar la sopa y “¡¿ta que lo parió, esto porqué carajo no prende!?”.
Pero mañana es otro día y a las 12 nos podemos pasear en camiseta, mientras los perros del barrio lucen “capita chic” y los pobres ni siquiera se las pueden sacar solos…siempre hay alguien en peor situación que nosotros, claro.
Los paragüas nos incomodan. Los largos porque ocupan una mano y justo no llueve “¿para qué habré cargado esta porquería?”, los cortos porque justo llueve y se desarman cual margarita con el primer viento.
El día se nos pasa volando porque a las 5 y media de la tarde empieza a ser nochecita y a las 6 ya es noche consumada y estamos listos como para prender el calientacamas y retirarnos a cuarteles de invierno.
Las garrafas de 13 kilos parece que se evaporan y juegan concurso a cuál se acaba en el peor momento: la de la estufa cuando tenemos alrededor de ella tres kilos de ropa húmeda y pegajosa que precisamos seca como para tirarnos algo encima, o la de la cocina cuando estamos haciendo el guiso de lentejas, sustento familiar.
En Facebook, los amigos del otro hemisferio charlan animosos sobre playas y soles y suben fotos que nos suenan a provocación y nosotros…tá…algún “qué lindo”, “jaja, me alegra que lo disfrutes” tenemos que meter para no quedar como resentidos. Ellos entreverados en las olas. Nosotros en toses, vahos de toda índole y recetas caseras para que el resfrío.
Indeseable junio. Hoy es 2 y así te presiento por 28 días más. Te tengo junado: querés hacerte el bueno y sos el peor. Sos un tapado. Panqueque.
Y por si fuera poco, este junio 2013, se la juega de democrático…con “votaciones”.
Por si no quedó claro te vengo a decir acá: que tu humedad que es lo que mata, tus pocos grados de mañana que son 20 de tarde, no son lo que me impide ir a votar. Vos serás un mentiroso pero yo no. Yo: húmeda, pero clarita. Porque si yo fuera mes, sería julio o sería enero.
Yo el domingo 23 ni me muevo, ni me toco.
No por la humedá ni por el frío ni por la llovizna. Sino porque vos tendrás derecho a ser “junio” pero yo no tengo derecho a andar interponiendo recursos en la vida de los demás. Porque vos serás todo lo junio que quieras, pero yo…en esto de los derechos de la gente, soy frío o soy calor. Vos sos bien panqueque, junio. Pero yo no: soy muy julio y más enero.
Nota: para contrarrestar tanta crítica y humedad, les dejo unos bellos colores de junio..."quién dijo que todo está perdido"...
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