"Allá en la fuente, había un chorrito"...
Ya le escribí dos veces y voy por la tercera. Ya compré pañales, batitas, rebozo, enteritos y un chupete verde. Ya fui artesana forrando cajas con coloridos retazos de tela para guardar sus cositas. Ya fui fotógrafa de la panza de su mami y orgullosa compartí el resultado con mis amigos. Ya festejé su llegada con “mis brujas”. Ya me emocioné viendo el video de su ecografía (sobre todos sus manitos, sus manitos…uf). Ya me alegré (desmedidamente) de que sea niña. Ya hice planes y postergué unos días de licencia para estar disponible cuando llegue. Ya me desesperé por saber cómo se llama y ya me calmé y le digo “la Peque”. ¿Se puede sentir tanto amor por alguien que ya es pero todavía no está? Sí, se puede. Y como sí se puede, aunque suene a voluntarismo, le escribo por tercera vez. Voy. Mirá, Peque…yo siempre supe que te quería tener en mi vida y también que no dependía de mí, que era sólo esperar y querer y que todo llega, ni antes ni después. Tenés el lugar de ...
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