¿Y si formamos un coro de Las Puñadito?

A veces se me ocurren cosas locas. Rectifico, empiezo de nuevo: por lo general se me ocurren cosas y son locas. 
Hace como año y medio que ando rodeada de mujeres, feministas ellas, ocupadas ellas en decir, en reunirse, en pensar estrategias, en reclamar, en procesar y en cambiar todo. 

Con estas mujeres nos juntamos a diario (en la mera virtualidad) y nos vemos las caras bastante seguido. Siempre andamos pergeñando cosas. Locas cosas, sí.

No hace muchos días atrás se me ocurrió que entre otras locuras, podríamos cantar. Cantar juntas. Tipo coro, ponele (le estoy sacando “formalidad” al asunto porque somos cualquier cosa, menos un coro formal, me explico?). Ensayar canciones de neto corte feminista, existentes o con letras inventadas por nosotras. Y entonces, una vez que pudiéramos afinar algo y retener alguna letra, salir juntas a cantar en espacios públicos. Como una intervención: “tipo chan, les dije, aparecerse en medio de una marcha, de una actividad, de una plaza, y cantar para la gente”. Para que se sume la gente. Para decir las misma cosas, pero de otra forma: en una canción.

Como ellas son así de tolerantes y complacientes (y además están relocas y todo les importa un pepinillo), agarraron viaje. Se armó el proyecto. Buscamos profe, no encontramos, yo pensé en Camilo, mi hijo, que siempre anda con la guitarra y dirigiendo murgas, le conté, dijo que puede ser y que vamos viendo, fuimos viendo, nos juntamos, vino, le caímos bien, se agarró la cabeza porque se dio cuenta de todo, pero encaró. Y nosotras, reeee.

Van tres ensayos de este jaleo, tres martes. Y los lunes, ya estamos contando las horas para que sea el martes a las 6 de la tarde. Durante la semana, también trabajamos, cuidamos gente, hacemos mandados, leemos, estamos en las redes sociales; pero estamos deseando que sea el martes, y mientras el tiempo no pasa, hablamos en el grupo de whatsapp creado para esos fines, sobre los temas que nos importan, o sea, “el martes nos vemos”.

No es una nota para incitarlas a venir a cantar con nosotras, las invitaciones ya fueron cursadas: si quieren venir, ¡bravo!. Es una nota para decir lo que nos pasa a nosotras, que con tan poco, con tanto desafine y aprendizaje, con el acompañamiento de una guitarra y la paciencia de Camilo (¡que le dure!) nos hicimos un poco más felices unas a las otras. Rajamos de la rutina. Reflexionamos que también es y será una forma de militancia. Que no hay necesidad siempre de estar serias y haciendo declaraciones. Que los afectos se hacen más cercanos cuando compartís un mate y una canción. Que se puede hacer algo para los demás y para nosotras al mismo tiempo y que puede ser divertido. Que la solemnidad no está de moda. Que nosotras no somos solemnes. Pero que en esto que hacemos, ponemos el corazón. Como en todo lo que hacemos. Y que no hay nada mejor en la vida que las cosas que se hacen por puro gusto y con buena onda. No puede salir mal. No hay manera. Nosotras somos de esas mujeres que no permitimos que las cosas salgan mal. Modestia aparte.

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