Tecnologías aplicadas
Estaba pensando en “tecnología” y arranqué para Wikipedia, buscando una definición. Transcribo: tecnología es el conjunto de conocimientos técnicos, ordenados científicamente, que permiten diseñar y crear bienes o servicios que facilitan la adaptación al medio y satisfacen las necesidades de las personas. Mmm…ya desde el vamos, la definición me parece subjetiva.
A mí la tecnología más bien me parece que es el conjunto de una gran cantidad de herramientas, con múltiples usos para la vida (laboral, social, personal) que a algunas personas le ha venido como anillo al dedo para mejorar sus rutinas y sacar mejor provecho del tiempo, mientras que a otras les ha complicado la vida a tal punto, que sin exagerar podría asegurarse, atentan contra su integridad (así que aquello de arriba de “satisfacción garantizada”, como en Tele Shopping, nada…).
No me refiero a daños concretos del tipo: “si dejaste cargando el celular y atendés una llamada te puede hacer una descarga en la oreja que te haga perder el oído para siempre”, nah…, hablo de daños colaterales: como que a algunas personas la aplicación de nuevas tecnologías, las van desgastando psicológicamente, socavando, horadando, digamos…
A mi mamá yo le regalé un Nokia sencillito hace como 4 años para el Día de la Madre y casi me lo tira por la cabeza. Fue así: un par de meses lo tuvo guardado. Después la convencí: lo prendía pero solo para llamar (a mí o Valentina). Es decir, lo prendía, llamaba, hablaba y lo apagaba…o sea, si yo me había olvidado de decir algo y a los tres minutos la llamaba, ya lo había apagado! Bien cierto es que la comunicación siempre ha sido un proceso de ida y vuelta que necesita de un emisor y un receptor, pero esto a ella, la tenía sin cuidado. Pasó el tiempo: yo insistía con que podía aprender a mensajear, ella que no. Diseñé manuales: algunos con dibujitos, otros apuntando más bien al “paso a paso”. Fue ardua y estresante (para ella) la pelea con el teclado alfanumérico, pero aprendió a mandar mensajes (la estimuló la idea de poder comunicarse con Camilo, que vivía en Buenos Aires).
Como la vida es impredecible, el resultado también lo es: ahora anda volando y solo manda mensajes de texto. No te llama ni por el día de tu cumpleaños! Es más, te manda un mensaje y si en los próximos 5 minutos no respondiste, te lo reenvía como diciendo “¡a ver si te avivás que me tenés que contestar!”.
Así y todo los celulares la molestan muchísimo: si está conmigo un rato se exaspera porque mi celular interrumpe demasiado seguido (entre llamadas, mensajes, alarmas) y dice:”contigo nunca se puede hablar tranquila ni 3 minutos!”
Puedo inferir entonces, que mi mamá pertenece al Grupo 2 de mi definición: aunque haga uso de la tecnología, la ha perjudicado en sus capacidades comunicacionales… y nada menos que con su hija, que no es poco!
También está convencida que ella “no entiende cómo funcionan todos estos aparatos modernos” y que como yo me la paso con el celular y la computadora todo el santo día, puedo resolver los problemas de las cosas que tienen un “Play” y un “Stop”. O sea, me cree ingeniera…y eso que le he dicho “n” veces que lo mío no son las ciencias duras…
Por ejemplo, el sábado llamó comentando que se le había descompaginado totalmente la TV, la canalera de canales por cable y el DVD. Aplicó aquello de que “lo importante no es saber, sino tener el teléfono del que sabe”, pero le erró al número! Debió intentar con Nuevo Siglo o con el 09002020! Porque yo no tengo DVD, ni canalera y al control remoto lo uso dos veces por día: para prender y para apagar la caja boba. Solicitarme “servicio a distancia” a mí… sabiendo que de tan inútil, no sirvo ni para mal ejemplo!
Lo que sí soy es voluntariosa, así que dije “voy para ahí”. Me tomé un taxi (el “bonus track” es que eran las 5 de la tarde, caían pingüinos y había 8 grados), llegué, tomé posesión de los 3 controles, no sin antes preguntarle cuál era cuál, intenté con 3 botones casi al azar y ¡zas!, empezó a funcionar todo lindísimo. Aclaro que fue solo un golpe de suerte, ¡no vaya a quedarme en el currículum el antecedente de “idónea”, please!
Quedó contenta, porque con esa tarde de invierno lluviosa, estar sin tele y sin cable, era un viaje… pero sintiendo el peso de la culpa, porque yo salí a la calle, calentita que estaba en casa, para solucionar el desperfecto.
O sea, entre el celular y la canalera, ya van dos “tecnologías aplicadas”, que están atentando contra mi mamá: una le provoca incomunicación y la otra culpa. Su psicóloga, contenta, porque laburo va a seguir teniendo…
Yo definitivamente pertenezco al primer grupo de la definición de marras. Todas las herramientas tecnológicas me gustan, las encuentro útiles y las quiero tener!. En primerísimo y destacado lugar: el celular! Si tuviera plata, tendría el mejor. Cuanto más funciones, más contenta me pongo. Mi primer celular (año 99), parecía un ladrillo, pero hablar desde cualquier lado, ya era la gloria. He seguido incorporando nuevas tecnologías así que el de ahora tiene casi de todo (tele no, snif…) y le saco el jugo a más no poder. Los celulares a mi no se me rompen, ¡colapsan!
Con la computadora, tengo adicción. Trabajo con ellas desde hace muchos años. Empecé en ambiente DOS (aunque no lo crean) y el Word Perfect me arrancó más lágrimas que mis amores de adolescente. Claro, por esa época yo era tan de madera como Pinocho, pero como pude, me fui aggiornando. Hoy, además de trabajar, me comunico por mail, chat, tengo Facebook y MSN, leo en línea, accedo a la música, las películas y los libros que me gustan, tengo no sé cuántas suscripciones en páginas de la red, y con Google tengo una relación casi de amistad…hemos generado tanta confianza, que le pregunto qué ropa me pongo de mañana… Por si lo mencionado era poco…ahora soy “Blogger”. Too much!
Dicen que “la educación nos hace libres”, ahora… con la tecnología…no está tan claro… es medio dicotómica la cuestión, no?
Mi mamá hace uso de la tecnología, pero la estresa e irrita. Sin embargo yo, la aplaudo de pie y confieso que no sabría cómo vivir sin mi celular y mi computadora. A mí no me cansa, ni me estresa, ni me desquicia estar 10 horas delante de una pantalla. Debo reconocer que a veces me aleja un poco del entorno, pero eso, ya lo asumí hace rato y en mi opinión de “ciberadicta” ha dejado de ser una dificultad. A las críticas de mi familia y amigos, que a veces me dicen “colgada”, respondo… por mail.
Como que la tecnología viene a tener dos “interfases”, viste?: produce impactos diversos en las “unidades de disco” de la gente, dependiendo del “sistema operativo” o de la “plataforma”, y no tod@s están “on line” o pueden “resetear(se)” y luego abrir una nueva “ventana” de un solo “click”!
Pará, pará…a ver…ay no…ay noooooo…decíme que no es cierto…se me colgó esta cosa! Me estás jodiendo!?...¿No guardé los cambioooos? Naaaah…si perdí todo, ¡la pico en juliana a esta máquina de porquería!…te jurooooo!!!!!! Qué hago??? Ay, qué horrible, estoy entrando en pánico… no me puedo controlar… Ayuda! Help! F3! Ya sé, ya sé…ni bien me dejen de temblar las manos, cazo el teléfono y llamo a mi vieja…para pedirle el número de la psicóloga…
A mí la tecnología más bien me parece que es el conjunto de una gran cantidad de herramientas, con múltiples usos para la vida (laboral, social, personal) que a algunas personas le ha venido como anillo al dedo para mejorar sus rutinas y sacar mejor provecho del tiempo, mientras que a otras les ha complicado la vida a tal punto, que sin exagerar podría asegurarse, atentan contra su integridad (así que aquello de arriba de “satisfacción garantizada”, como en Tele Shopping, nada…).
No me refiero a daños concretos del tipo: “si dejaste cargando el celular y atendés una llamada te puede hacer una descarga en la oreja que te haga perder el oído para siempre”, nah…, hablo de daños colaterales: como que a algunas personas la aplicación de nuevas tecnologías, las van desgastando psicológicamente, socavando, horadando, digamos…
A mi mamá yo le regalé un Nokia sencillito hace como 4 años para el Día de la Madre y casi me lo tira por la cabeza. Fue así: un par de meses lo tuvo guardado. Después la convencí: lo prendía pero solo para llamar (a mí o Valentina). Es decir, lo prendía, llamaba, hablaba y lo apagaba…o sea, si yo me había olvidado de decir algo y a los tres minutos la llamaba, ya lo había apagado! Bien cierto es que la comunicación siempre ha sido un proceso de ida y vuelta que necesita de un emisor y un receptor, pero esto a ella, la tenía sin cuidado. Pasó el tiempo: yo insistía con que podía aprender a mensajear, ella que no. Diseñé manuales: algunos con dibujitos, otros apuntando más bien al “paso a paso”. Fue ardua y estresante (para ella) la pelea con el teclado alfanumérico, pero aprendió a mandar mensajes (la estimuló la idea de poder comunicarse con Camilo, que vivía en Buenos Aires).
Como la vida es impredecible, el resultado también lo es: ahora anda volando y solo manda mensajes de texto. No te llama ni por el día de tu cumpleaños! Es más, te manda un mensaje y si en los próximos 5 minutos no respondiste, te lo reenvía como diciendo “¡a ver si te avivás que me tenés que contestar!”.
Así y todo los celulares la molestan muchísimo: si está conmigo un rato se exaspera porque mi celular interrumpe demasiado seguido (entre llamadas, mensajes, alarmas) y dice:”contigo nunca se puede hablar tranquila ni 3 minutos!”
Puedo inferir entonces, que mi mamá pertenece al Grupo 2 de mi definición: aunque haga uso de la tecnología, la ha perjudicado en sus capacidades comunicacionales… y nada menos que con su hija, que no es poco!
También está convencida que ella “no entiende cómo funcionan todos estos aparatos modernos” y que como yo me la paso con el celular y la computadora todo el santo día, puedo resolver los problemas de las cosas que tienen un “Play” y un “Stop”. O sea, me cree ingeniera…y eso que le he dicho “n” veces que lo mío no son las ciencias duras…
Por ejemplo, el sábado llamó comentando que se le había descompaginado totalmente la TV, la canalera de canales por cable y el DVD. Aplicó aquello de que “lo importante no es saber, sino tener el teléfono del que sabe”, pero le erró al número! Debió intentar con Nuevo Siglo o con el 09002020! Porque yo no tengo DVD, ni canalera y al control remoto lo uso dos veces por día: para prender y para apagar la caja boba. Solicitarme “servicio a distancia” a mí… sabiendo que de tan inútil, no sirvo ni para mal ejemplo!
Lo que sí soy es voluntariosa, así que dije “voy para ahí”. Me tomé un taxi (el “bonus track” es que eran las 5 de la tarde, caían pingüinos y había 8 grados), llegué, tomé posesión de los 3 controles, no sin antes preguntarle cuál era cuál, intenté con 3 botones casi al azar y ¡zas!, empezó a funcionar todo lindísimo. Aclaro que fue solo un golpe de suerte, ¡no vaya a quedarme en el currículum el antecedente de “idónea”, please!
Quedó contenta, porque con esa tarde de invierno lluviosa, estar sin tele y sin cable, era un viaje… pero sintiendo el peso de la culpa, porque yo salí a la calle, calentita que estaba en casa, para solucionar el desperfecto.
O sea, entre el celular y la canalera, ya van dos “tecnologías aplicadas”, que están atentando contra mi mamá: una le provoca incomunicación y la otra culpa. Su psicóloga, contenta, porque laburo va a seguir teniendo…
Yo definitivamente pertenezco al primer grupo de la definición de marras. Todas las herramientas tecnológicas me gustan, las encuentro útiles y las quiero tener!. En primerísimo y destacado lugar: el celular! Si tuviera plata, tendría el mejor. Cuanto más funciones, más contenta me pongo. Mi primer celular (año 99), parecía un ladrillo, pero hablar desde cualquier lado, ya era la gloria. He seguido incorporando nuevas tecnologías así que el de ahora tiene casi de todo (tele no, snif…) y le saco el jugo a más no poder. Los celulares a mi no se me rompen, ¡colapsan!
Con la computadora, tengo adicción. Trabajo con ellas desde hace muchos años. Empecé en ambiente DOS (aunque no lo crean) y el Word Perfect me arrancó más lágrimas que mis amores de adolescente. Claro, por esa época yo era tan de madera como Pinocho, pero como pude, me fui aggiornando. Hoy, además de trabajar, me comunico por mail, chat, tengo Facebook y MSN, leo en línea, accedo a la música, las películas y los libros que me gustan, tengo no sé cuántas suscripciones en páginas de la red, y con Google tengo una relación casi de amistad…hemos generado tanta confianza, que le pregunto qué ropa me pongo de mañana… Por si lo mencionado era poco…ahora soy “Blogger”. Too much!
Dicen que “la educación nos hace libres”, ahora… con la tecnología…no está tan claro… es medio dicotómica la cuestión, no?
Mi mamá hace uso de la tecnología, pero la estresa e irrita. Sin embargo yo, la aplaudo de pie y confieso que no sabría cómo vivir sin mi celular y mi computadora. A mí no me cansa, ni me estresa, ni me desquicia estar 10 horas delante de una pantalla. Debo reconocer que a veces me aleja un poco del entorno, pero eso, ya lo asumí hace rato y en mi opinión de “ciberadicta” ha dejado de ser una dificultad. A las críticas de mi familia y amigos, que a veces me dicen “colgada”, respondo… por mail.
Como que la tecnología viene a tener dos “interfases”, viste?: produce impactos diversos en las “unidades de disco” de la gente, dependiendo del “sistema operativo” o de la “plataforma”, y no tod@s están “on line” o pueden “resetear(se)” y luego abrir una nueva “ventana” de un solo “click”!
Pará, pará…a ver…ay no…ay noooooo…decíme que no es cierto…se me colgó esta cosa! Me estás jodiendo!?...¿No guardé los cambioooos? Naaaah…si perdí todo, ¡la pico en juliana a esta máquina de porquería!…te jurooooo!!!!!! Qué hago??? Ay, qué horrible, estoy entrando en pánico… no me puedo controlar… Ayuda! Help! F3! Ya sé, ya sé…ni bien me dejen de temblar las manos, cazo el teléfono y llamo a mi vieja…para pedirle el número de la psicóloga…
jajajajajajajajajaja
ResponderEliminarJaja! Soy definitivamente parte del grupo 1. A veces termino con dolor de cabeza, pero la computadora es mi gran aliada. A pesar de que tengo compañero, gato, perro y hasta loro, paso tanto tiempo con ella que a veces me parece demasiado y me asusta un poco. Y mi sicóloga quedó en Buenos Aires.
ResponderEliminarNoelia me pasó tu blog, soy Maura, la amiga migrada desde Buenos Aires. Me gusta mucho, sigo leyendo!
Hola Maura! Sos la editora! Gusto de conocerte, porque sos amiga de uno de los amores de mi vida y porque nos mueven las mismas pasiones! Beso y abrazo, a ver cuando nos conocemos sin virtualismo! Sale mate cuando gustes! Ya consumìs????
ResponderEliminarSoy la editora, sí! También me da gusto conocerte, al menos virtualmente por ahora y claro que me encantaría mate de por medio. Consumo sí, aunque desde que vivo acá ya no lo ensillo ni lo cebo, porque siempre termino tirando la montañita. En cuanto termine la fiebre mundialista, que también me tiene atrapada con la celeste adoptiva, combinamos una mateada!
ResponderEliminarQué grande esa porteña uruguayizada! Cuando quieras, un beso y vamos por el tercer puesto el sábado!!!! Arriba!!!
ResponderEliminarExcelente, Claudia! Y tu mamá, genia total, quién la ha visto, y quién la ve!
ResponderEliminarAnna
Vos viste? se quejaaaaa, pero se aggiornó! jajaja
ResponderEliminarClaudia,que podre decir...en este caso al leerte me transladas a un mundo real y magico a la vez,no se donde ni como terminara el relato y me mata la ansiedad asi que lo voy leyendo cual lo estuviera recitando,poniendole enfasis a cada palabray/o situacion.La verdad que me sale poner juassssssssssssssssssss...pero si lo pongo en todos mis comentarios resultare siendo una especie de boluda reiterativa ,asi que te dejo esto aca.......mas que nada me pongo feliz..ssiisi...(dije feliz) cuando te leo...asi que debo agradecerte.
ResponderEliminarAh una cosita....he llegado a odiar la tecnologia por el secillo hecho de que soy totalmente incapaz de entenderla,pero siempre hay por ahi una manito amiga.
Escribí largo y perdí todo, fah...va de nuevo!
ResponderEliminarTe decía que sigás opinando "juas", que yo seguiré respondiendo "gracias", y así somos dos las boludas reiterativas! Nos sabés cómo me alegran tus comentarios, los del blog y los del Facebook. Reiteradas y reiterativísimas gracias y un abrazo!