DE AMORES Y DE BARRIOS
Estaba hablando de mis amigas… y no había mencionado a Norita todavía…Norita es una amiga del alma, también es una amiga del tiempo, es del barrio, es la madre de mi “hija postiza”, a quien amo sin condiciones ni requerimientos.
Norita vive enfrente de mi casa, es solo cruzar, está ahí, siempre cerca y a mano. El mismo día en que me mudé a esta casa - que quiero y defiendo como si fuera el “Nro. 10 de Downing Street”- conocí a Norita.
Estábamos haciendo la mudanza, en pleno diciembre… no había manera de hacer entrar nuestras pertenencias en aquel espacio tan reducido (pero nuestro), no había forma de soportar los 30 grados… pero estaban, como en todas mis mudanzas mis amigos de siempre, lidiando y empujando muebles a brazo partido. De repente, en un sopor, decidimos tomar cerveza para festejar la nueva casa o para sobrevivir al bochorno de la tarde.
A la vuelta de la esquina, había un almacencito en el que recalé sin envases, transpirada y con cara de loca, pidiendo ”Patricias” al por mayor para alentar a mi jauría. En el mostrador, dos personas con cara de buena gente: Norita y Julio (ay, por Dios como te extraño… “Julius Magnus”), los dueños del boliche, que me vendieron las cervezas requeridas, sin reclamar envases ni pago de los mismos, que me animaron a seguir acarreando muebles, que me prometieron ser mis proveedores y mis vecinos, diciendo que estaban encantados de conocerme y yo “¡igualmente!”.
Por entre los estantes y la heladera, vislumbré una carita de una nena de unos…cinco o seis añitos, que al toque y con solo mirarme, me convenció de ser tan linda como su papá y su mamá. Yo la saludé: “Hola, bonita ¿cómo te llamás?”. “Claudia me llamo”, dijo. Y yo le dije: “MIrá qué casualidad…yo también me llamo Claudia…y tengo una nena lindísima como vos, que debe de tener tu misma edad, y se llama Valentina”. Ella me dijo: “Y yo tengo un hermano, que es más grande y se llama Fabián”. “Bárbaro”, dije yo, “y yo tengo otro hijo, que también es un poco grande y se llama Camilo”. De inmediato, sucumbí a sus encantos.
Presentaciones hechas, promesas de amistad, cercanía, almacén a la vuelta y casas frente por frente. Terminada la mudanza, fuimos a buscar a Camilo y Valentina, que estaban – como siempre - a buen resguardo, con la Yaya. No llegaron ni a entrar para ver cómo había quedado todo acomodado en la casa nueva, que ya estaban en la puerta conociendo a Claudita y a Fabián. Valen y Claudita, “Barbies” de por medio, se gustaron al instante y hasta el día de hoy son amigas de verdad. Fabián y Camilo, pelota va, pelota viene…en la puerta del recién estrenado apartamentito de la calle Democracia…entre penales y goles…se hicieron amigos . Fabián hizo de anfitrión y fue quien le presentó a Camilo, el resto de la barra: Fede (un amor permanente de todos nosotros…hasta el día de hoy), Esteban, el hermano de Fede, Artigas (nombre ampuloso, si querés…pero un referente tierno de este barrio). Qué cosa…escribo estas líneas y lloro…pero no porque esté triste, sino porque tengo tanta suerte de conocerlos…
Una vida viéndolos crecer, una vida compartida que nos unió primero por la amistad de los gurises y luego porque por suerte creció y se afirmó la nuestra. Un placer tenerlos cerca, hasta el día de hoy. A Claudita, la hija de Norita y Julio, la vi crecer en mi casa, la vi irse de viaje con Valentina a Bariloche para los “15” de las dos, le presté mi bufanda más abrigada para ese viaje… he compartido muchas cosas con ella…incluso me he ido al cine con ella, las dos solas y juntas, un triste y frío sábado de agosto… y me parece oír a Valentina luego, despotricando: “ Y a mí no me invitaron, brujas, ¡cómo las odio!”. La he ayudado a preparar exámenes, la he escuchado hasta el hartazgo, le he festejado sus rulos (porque en eso, se parecía a su mamá postiza, que soy yo) y he aplaudido su pelo lacio de ahora…hasta le he hecho la tinta, ahora que me acuerdo…. La adoro sin restricciones, linda mujercita de 22 años que es hoy, responsable y segura de sí misma…en un tiempo cercano y si Dios quiere… sus hijos, serán mis nietos (postizos y reales) sin duda…
Julio, su papá, fue mi amigo de verdad. Cariño mutuo y profundo nos profesábamos. Me aguantó cualquiera: arregló mi casa mil veces (sabía hacer de todo) respetando mis caprichos de hippie trasnochada, tomó whisky conmigo aunque prefería el vino, me alcanzó un paquete de “Fiesta” a las mil de la noche para que yo no saliera sola a comprar, me contó cosas que ni Norita sabe, jugamos a que “éramos amantes” para tomarles el pelo y poner celosos a Norita y a Charly… nos abrazamos con ganas a las doce y dos minutos, en cada Navidad…y nos reímos mucho juntos... hasta le cociné alguna veces (y eso no lo hago por mucha gente…). He disfrutado muchísimo de su vida y de su compañía: siempre modesta, tranquila, amplia, comprensiva y valiente … y estuve con él hasta que los dos pudimos, me queda eso…él siempre estuvo conmigo, pero yo también. Hasta el día de hoy está conmigo.
Y Norita, la esposa de Julio, sigue siendo mi hermana con la que puedo hablar todo…hasta lo que no hablo conmigo. Ella sabe sacar esas cosas de mí. Norita, es mi amiga y mi hermana que sigue viviendo enfrente y sigue luchando a brazo partido por lo que tiene y quiere, aún sin Julio, pero con Julio (como debe ser).
Es la mamá de Claudita, que es mi hija. Es la mamá de Fabián, que no es mi hijo, pero que quiero que esté bien.
Es una loca linda, es de Aries como yo, me cuida y atomiza como que fuera mi mamá, me alienta en todo lo que hago, me cuida si estoy enferma, me lava la ropa si se me rompió el lavarropas, me da consejos de hermana mayor y responsable, se pone contenta cuando la voy a ver sin avisar y le cambia la cara, se viene a casa con una petaquita de “Criadores” para pasar un rato conmigo, disfruta cualquier sencillez que yo le cocine, es una colgada que me sigue las locuras y planea ahorrar a cómo de lugar para irse de viaje conmigo y festejar mis “50”, ella y yo, las dos juntas y celebrando.
Es una permanencia y es muy importante en mi vida.
Es una amiga del alma…de las que tengo, de las que me dan fuerzas, de las que me adivinan, de las que están siempre y gracias a Dios…, de las que disfruto todos los días. Norita, es mi hermana de la vida, que aquí les presenté…para que ustedes sepan que la tengo…
Encantada de conocer a Norita por tu intermedio. Un orgullo de amistad y de conexión afectiva. Esta pieza también me llegó al corazón.
ResponderEliminarVero
Es precioso que se tengan mutuamente. Un placer leerte como siempre..
ResponderEliminarCariños, Stefy
ay gracias Stefy, por darme tanta bola que no merezco!!! Te quiero, linda!!!!
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