A un click...
Teclea y teclea sobre el teclado. Lee y relee sobre la pantalla. Click, click. Anima a los amigos, les hace llegar sus palabras y opiniones. Muros, notas, fotos, comentarios y mensajes internos cuentan con él. No deja de estar presente, inventa tiempo. Es muy mágico, se ve. Vive lejos, una lástima. No lo puedo abrazar aunque en realidad, sí. Es uruguayo él, como yo. Es más grande que yo y más leído y “da clases” a cada rato. Reparte conocimiento. Cita autores. Recomienda. Humilde, pero rotundo. Cuando él comenta y cita algo, yo corro como desquiciada a preguntarle a la red y me pierdo un rato largo solo porque él vino por acá a decir. Y click , click yo.
Es artista él: músico. Pero cualquier manifestación artística lo conmueve y lo pone a decir. Sensible persona que deja en cada opinión un pedazo de su pensamiento y sobre todo de su corazón. Es muy jugado en sus decires. Eso me gusta mucho. Con tacto y hasta delicadeza dice todo lo que de verdad piensa, sin distorsiones, bien clarito. Te guste o no, te alabe o te critique, siempre desde un lugar de respeto, respeto que no se calla nada. Se toma tiempo para conocerme y yo no le complico la tarea. Cuenta cosas de su vida y le leo el gesto y las arrugas de la frente en cada línea y en cada click. Ama a su país y aunque está lejos, se preocupa. Se siente parte y lo logra. No se olvida de nada; ninguna fecha o acontecimiento importante de mi vida pasa por alto de su comentario. Es bien de acá a pesar de las millas que nos separan. Como si estuviera a la vuelta de la esquina. Me acompaña siempre. Cada vez que “subo” una nota pienso en él y corro a leer su comentario cuando la red social me advierte “fulano ha comentado tu nota” y yo, se me hace tarde, pero…click, click. Es un regalo de la vida y de esta loca virtualidad que nos sigue sorprendiendo. No es solo la imagen de su minifoto ni una línea, es un amigo hablándole a esta loca que a miles de kilómetros se desenfrena y tira pensamientos sobre renglones. Que bien podrían ser sobre, papel y tinta y sería lo mismo pero se demorarían mucho. Este invento maravilloso nos acercó y amigó y hoy me dio ganas de contar que él, mi amigo, es un ser humano de los que me gustan, porque dejan huella por donde pasan, porque siempre se la juegan. Tengo mucho que aprender y que agradecer, ciertamente…y si algo puedo desear en esta tarde de invierno, es que dentro de un tiempo, ojalá no muy lejano, lo tenga acá, sentado en mi sillón rojo, en mi escritorio, celebrando el encuentro y brindando con lo que ese día tengamos ganas, dependerá de la estación…si es verano, sé que terminaremos yendo a la azotea y entreverados en la conversa y el verde, elijamos una cerveza bien fría. Sueño con muchas cosas todos los días de mi vida… también con esto que aquí les cuento. Click, click.
Hermoso relato, Claudia.
ResponderEliminarÉl se sentirá muy contento de leerlo !!!
Gracias por abrir tu plantilla de comentarios.
Abrazos.
Rik
Sí, ya lo creo, me lo ha dicho, que hasta se puso "colorado" jaja. Viste que al final lo pude solucionar lo de los comentarios? Eso sì, para las notas nuevas las anteriores...seguiràn calladitas! Un beso grande Ricardo!
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