BELDENT SPLASH
Les cuento una cosa que me pasó ayer, fue cómica, de esas que ustedes después comentan “sólo a vos te pasan esas cosas”.
Empezó así: Valentina (mi hija) tenía que ir al ginecólogo. Yo la iba a acompañar para sostener a Lucas, mi nieto de un mes y días, de forma que ella asistiera tranquila a la consulta. Tá. Fui a la policlínica de COSEM y agarré a upa a Lucas, que se dormía todo, como si nada. Valen entra, sale y me dice que está todo bien, que el doctor le mandó unas pastillas y un pase a Planificación Familiar, que las pastillas se las van a dar cuando vaya a P. F. OK. Vamos a pagar la orden y le dicen que no hay número para P.F. hasta no sé que día de abril. Ok, digo yo, si no hay número para P.F y si las pastillas las tenés que tomar, volvé al médico para que te dé la orden para retirar las pastillas ahora mismo. Sí, tenés razón, dice Valen. Y vuelve. Esperamos, sale una asistente, se le explica y dice que sí, que ya vuelve con la orden para las pastillas. Todo bien. Vamos a pagar la orden para retirar las susodichas. Luego, nos dirigimos hacia el mostrador que dispensa los medicamentos.
Valen le da a la funcionaria el papelito del pago de la orden. Hasta ahí vamos bien. Mientras la muchacha teclea algo en la computadora, miro a Valen que se está sacando un chicle de la boca y envolviéndolo en un papelito, se ve que con la idea de ir a tirarlo prolijamente en una papelera (es una chica bien educada Valen). Bien. La muchacha le dice: “¿me das la orden del medicamento?”. Valen dice: “ya te la di”. La muchacha dice: “no, me diste el comprobante de pago, yo te pido la orden del Doctor”.
Todo es uno. Valen me mira, mira el papelito que tiene en la mano, apretujado, porque tenía el chicle adentro!!! Y yo entiendo, sin mediar explicación alguna, que la orden del médico tiene un chicle apretujado entre sus dobleces!!!! La muchacha que atiende, también entiende en el mismo instante y dice desconsolada “pero yo preciso la orden…la tengo que archivar”. Yo ya estaba muriendo de risa y Valen de vergüenza. Valen dice: “ya vengo” y va a buscar un vasito al dispensador de agua. Yo la miro sin creer y digo entre sollozos de risa ¿“y qué querés Valen, despegar el chicle de un PAPEL, con agua????, ¿¿¿quién te pasó ese pique, Ana Durán???”.
La muchacha del mostrador no daba crédito de la situación y repetía “pero yo la orden la preciso, la tengo que archivar”…y ahí se me ocurre algo…chan…le digo “me podés dar un papel más o menos del tamaño de este”…y la muchacha no entiende pero me lo da. Entonces, yo, agarro el papel con el chicle pegoteado que me da Valen con cara de asco, el papel que me da la solícita muchacha con cara de desconcierto y prolijamente emparejo/pego, un papel con otro, lo empiezo a aplanar o a tratar de aplanar…para que se note lo menos posible, todo entre espasmos de risa. El bulto se notaba, hice lo que pude. Mientras Valen se agachaba de tanto reírse y Lucas, colgado de Valen en su sillita “canguro”, ni se inmutaba.
Ahí se quedó la muchacha del mostrador, de lo más complaciente, con la orden del médico en duplicado, abultada orden conteniendo un chicle masticado en su interna.
Desternillándonos de la risa, salimos del políclinico Valen (Lucas durmiente) y yo. Valen comenta: “Má…lo peor de todo es pensar cuánto tiempo será que tienen que tener archivada en un legajo esa orden de medicamento…todo ese tiempo con mi chicle masticado en el medio!!!”. Y vuelta a morirnos de risa, mientras Lucas dormía como angelito. No se llegó a despertar. Se ve que a Lucas nada lo va a asombrar o que ya viene aggiornado a esta familia “in” útero. My God!