Las mismas "perras malas" de siempre
Llegué a casa y me contó mi marido que se encontró con un amigo y como es de esperar ambos se preguntaron: “¿y qué vas a votar el domingo?” y ambos dijeron “¡y a Tabaré!”, entonces el amigo le preguntó: “¿y Claudia también?”, a lo que Charly contestó: “noooo, tás loco ¡Claudia está con Constanza!” y el otro terció: “¡Igual que mi mujer! Viste? ¡Todas las mujeres votan a Constanza!”.
Me lo contó con cierta ironía o a mí me pareció. Soy observadora de la realidad yo. Me sonreí como de cumplido (últimamente lo vengo practicando y me sale perfecto) y me retiré haciendo mutis por el foro.
No es cierto (ojalá fuera) que todas las mujeres van a votar a Constanza. Si así fuera, le sumaríamos los hombres, que los hay y no son tan pocos y esto del domingo estaría robado, ¡yo qué más quiero!
Pero el tono cuando me lo contó y mi cabeza viéndolos departir en una esquina cualquiera del barrio, me puso a pensar que en el imaginario de estos chicos (¡hoy estoy de tierna!, no doy más…) hay sin lugar a dudas un “dejalas correr”, hay un guiño que se lee: “las locas, las rebeldes sin causas, las desafiantes, las insurgentes, las provocadoras que esta vez…encontraron la horma de su zapato…”.
“Dejalas que jueguen al poder, que se la crean, si total…acá estamos nosotros bien plantados y mirándolas por arribita del hombro”. Una palmadita dulce en la espalda, te quiero mucho y “por suerte, esto el domingo se termina y se te va a pasar”.
Digo yo que el domingo no se termina nada. Que empieza todo. O mejor dicho, que sigue todo. Digo también que, personalmente, voy a seguir luchándola con presencia, militancia y permanencia: con lo que haga falta y más. En esta causa y en otras.
Y quería decir también que me resultaría altamente satisfactorio que un día cualquiera no sintiera yo que soy, como dice la canción de Ana Prada, una perra mala…o una loca suelta, o una eterna desconforme, o una impulsiva y encima una contestaria que se expone.
Si la candidatura de Constanza, el espacio que se generó y lo que se ha hecho en estos meses; si el trabajo que pusimos las mujeres (junto con muchos hombres, nobleza obliga y graciaadió que así ha sido) nos hace subir algún escaloncito en este asunto de la igualdad (o paridad, capaz); si hubiera menos sorna e ironía; menos miradas por arriba del hombro cuando las mujeres hacemos política y nos comprometemos; si a los hombres no les pareciera un juego y entendieran que aún en el compromiso, el trabajo o la militancia puede una maquillarse, comprarse una pilcha, reírse mucho, llorar bastante, hablar hasta por los codos, y todo ello no le quita “pienso” y seriedad al asunto; si estuviéramos más cerca de ser consideradas como iguales, si se superara un poco la dominación que -aún solapadamente- está instalada en el trabajo, en el barrio y hasta en tu casa…bueno... ya habríamos ganado mucho, aunque claro…que se sepa: para nosotras que somos las “perras malas” de siempre, todo recién empieza. Todos los días y de nuevo.
Admiro tu firmeza, tu compromiso... Que lindo es leerte!!
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