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Mostrando entradas de agosto, 2012

Jitanjáforas

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"...¡qué triste y mísero parece el diccionario con sus noventa mil términos, cuando se acaba de inventar una palabra por primera vez!" Antonio Rómar Tan luegamente como quiero, me voy yendo a remansear. Hoy estoy veranigueando –increauditable en la ventana- esta tarde agostera. Arriba mío un grisnube cielentea, presagiando tormensoles y ventalicios pronosmetéticamente alerciados. Deciestablezco ¡ya! no hacer caso de los emblocados climatéricos y aprovechar la tarde brillantosa. La merezco. Me remanso yendo a recolorear la humedad verdunguera que me viene persecutando tramposeadamente desde hace días, que parecen siglomenios. Zarandeo la modorra y modorreo la zozobra. Saculorreo la rutina juevística y me voy. Me voy gusticontenta a remansear al sol de las cincodestatarde. Vernanieguera, prestiregada, que se deja deleifrutar tiernablemente. Un balsatónico  canicular para conjurar este invierno que me larguiaburre desde siemprejamás.   http://es

A los gritos

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Le dijo. Le advirtió. La maltrató. Le gritó. Controló. Dominó. Agregó. Gritó. Añadió y gritó. Insistió. La acosó. Le gritó. Prosiguió. La amenazó. Pronosticó. Le gritó. La buscó. La siguió. La persiguió. La encontró. La peleó. Le pegó. Gritó. Provocó. La intimidó. La asustó. Gritó. La golpeó. Golpeó y gritó. Desafío y amenazó y gritó. Y golpeó. Gritó. Se escondió. Apareció. Gritó y golpeó. Acabó. Asesinó. Ejecutó. Envenenó. Asfixió.  Disparó. La perdió. Se calmó. Se desesperó. Se asustó. Lloró. Gritó. Se perdió. Y se mató.

Alma y soledad de cualquier objeto

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Soy cosa inanimada llena de vida y memoria. Soy un cacharro abollado por descuidos y caídas del aparador. Relucí en mi metal reluciente de vidriera hace mucho tiempo. Fui rutina de la abuela, ocasión de la madre y olvido de la hija en un cajón. Me mezclo en cualquier parte entre otros cacharros y otras abolladuras que también tienen memoria y recuerdos. No espero nada porque apenas soy un cacharro, cuelgo en un rincón, displicente y anhelante. Soy un vestido de novia. Fui blanco radiante, exagerado. Hoy amarilleo, dentro de una bolsa de supermercado debajo de las sábanas recién lavadas. Me contagian su aroma, es el soplo de vida que de tanto en tanto me llega. Puede ser que un día cuelgue de una percha en una feria de barrio, por qué no, quizás logre remozarme el sol de la mañana y pueda convertirme si no en una compra, aunque sea en foto. Soy un triciclo rojo rayado por el óxido. De los de asiento incómodo y timbre ensordecedor. No tengo mucho mundo. Conozco una sola casa, u

Ni una luz

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¿Qué es lo que le pasa a esta sociedad? ¿Qué clase de gente comete estas atrocidades, qué engendro? ¿Cómo operan esas mentes abyectas? ¿Cómo pueden ser sus cabezas tan siniestras, aberrantes, ominosas? ¿Hasta cuándo se seguirá sumando más y más violencia? Más acoso, abuso, desgracia y dolor. ¿Qué hacemos o que “no hacemos” con este paquete de muerte, maltrato, violencia, degradación, locura o absoluta demencia? ¿Esta violencia es un espiral que no se detiene? ¿Es ascendente? ¿Hay que tener miedo de ser el último orejón del tarro, un ser débil o vulnerable? ¿Miedo por ser mujer, por ser niño o niña? ¿Somos el último eslabón de la cadena donde se ejerce maltrato, manipulación, dominio, control, falta de respeto, acoso, persecución y muerte? ¿La violencia se reproduce? ¿Opera por contagio? ¿Acaso se puede vivir en el miedo y en la inseguridad? Y crecer con miedo y con inseguridad, con traumas y con incertidumbres, ¿se puede? ¿Acaso puede sucederme a mí o

Hasta sucumbir...

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Ayer se me fue para siempre una persona muy querida. Ayer yo estaba muy triste. Hoy estoy triste también, pero esta mañana me desperté con energía y he limpiado la casa con premeditación y alevosía. Profundamente. Hasta bañé al perro, que nunca va a quedar limpio, porque está muy viejo, hace sus necesidades en cualquier lado y a veces, se queda en medio de ellas, sin poder salir de ahí. Es muy duro lo que le pasa al perro. Para mí es muy duro, para él, no sé bien.  Me entristece y hasta me desquicia. Luego pienso: “por qué carajo me hago tanto problema por esto, si tengo problemas peores”…peores porque son de dolores que son de gente. Yo amo a mi perro, pero perro es perro y lo otro es otra cosa. Que si la vida, que si la muerte, que si el dolor, que si las ganas, que si la vejez, que si la enfermedad…qué se yo…en todas esas cosas estoy enrollada por estas horas. En medio de mis disquisiciones he tenido una larga conversación por chat con mi hija. Podríamos llamarnos por teléfo

"...nunca se dice adiós, se dice te amo".

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Un abrazo apretado a mis amigos de México y de Costa Rica en la tarde de hoy. Sentido y enorme abrazo. A mujeres como Chavela, nunca se les dice adiós. Se les dice: te amamos, reverenciamos tu arte y tu forma de ver la vida. Se les dice: siempre estarás a nuestro lado y hasta luego. Hay cierta rebeldía en cada uno de nosotros cuando a alguien de esta talla se le da por morirse. Y al mismo tiempo, hay esa conformidad de poder seguir apreciándola y disfrutándola cada día que nos quede en este mundo. El arte nos brinda esa posibilidad, bendito sea. Es muy contradictorio el sentimiento. Como la vida, como la muerte. Como el amor, si es de los buenos. Estamos los mortales, está el arte, está la vida, está la muerte y están los bendecidos, como Chavela, que viven por toda la eternidad y tiene el mágico poder de la ubicuidad más absoluta. Salud, Chavela! Digo "salud" por el vaso que ahora levanto y digo "salud" por la vida que nos diste. Dejo para mis amigos

Trampolín sí, sofá no!

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Y una vez que haya saltado, cambie, cámbielo todo. Como la víbora cambia la piel, es la misma pero ni ella se reconoce en el espejo. Cambie el color o el largo de su pelo y ríase del resultado. Cambie el lado de la cama y despiértese en otro lugar. Cambie sus libros por otros que no haya leído. Y de paso cambie de autores y se va a sorprender. Cambie la marca de la pasta de dientes y la de las galletitas, cambie el café negro de la mañana por un aromático café con leche, cambie la mermelada por una que nunca se animó a probar. Cambie de línea de ómnibus para ver otro escenario. Cambie el trayecto, aunque tenga que llegar inevitablemente al mismo lugar a la misma hora. Cambie la queja por la empatía, pero hágalo de verdad. Cambie de forma de pensar tanto como pueda y enfóquese en cambiar sus prejuicios y entender al otro, al que piensa y obra distinto. Cambie los muebles de lugar y le va a encantar. Cambie la bufanda negra por aquella de colores que anda perdida en el fondo del ro

...con dos cucharitas, si?

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Si alguna de ustedes se digna darme las suficientes explicaciones…si me convence que estoy en un error…si estas cosas me pasan a mí y a las cuatro locas que andan conmigo por la vida, pero no son verdades absolutas…bueno, si algo de eso pasa…sírvanse expedirse aquí mismo y a la brevedad; porque estas son cosas de mujeres… Siempre abriremos la boca tipo “cerito” cuando nos pasamos rimel en las pestañas. Nunca encontraremos las llaves de primera, adentro de lo que sea que tengamos colgado del hombro. Nunca cambiaremos de hombro la cartera. Se sabe. Es una elección definitiva. Usaremos ropa interior nuevita y/o en mejor estado posible para ir al ginecólogo a sabiendas que nos las vamos a sacar antes de que el doc aparezca en escena con todos sus encantadores aparatejos. Compraremos una pilcha que no nos termina de convencer solo para no defraudar a la vendedora o quedar como "indecisas-cabezas- huecas-quenosabenloquequieren"!. Le regalaremos la prenda anterior a nue