Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2013

Muy viernes cualquiera

Imagen
Hoy hay algo que me entusiasma. La mente es maravillosa y está llena de recovecos que nos tiran para adelante o para arriba, que en este caso viene a ser lo mismo. Queja, dolor, desagrado, desacuerdo, discordia, preocupación, ganas de putear a alguien en la misma cara y mientras la mente, zás, te manda un: “es un día espléndido, es viernes, salió el sol”. O “¿y por qué no te ponés tal pantalón con tal buzo que queda fenomenal?” y ¡fah!, se te olvida la puteada, el dolor, el desagrado, la queja…aunque sea en ese momento, aunque las tempestades o lloviznas de tu recurrente pensamiento, sean volvedoras. A mí me entusiasma este viernes. Que es como cualquier viernes. ¿Cuántos viernes llevo por acá? Miles. ¿Y si hago la cuenta? La hago: 2496 viernes. Muchos. Este de hoy no tiene nada de especial. Si no fuera porque salió el sol un buen rato después de tantos días grises; si no fuera porque ordené mi oficina recién pintada y quedó todo divino y muy prolijo; si no fuera porque me f

Sobre el odio (esta va en serio) y el discurso del Dr. Canessa

Imagen
Ayer escribí una nota —tipo listado— mencionando cosas que odio, entendiendo “odio” por esa manera habitual que tenemos de expresar las cosas que no nos gustan o nos molestan. Como cuando pegamos un grito una mañana de frío: “¡odio tener que salir de abajo de este acolchado!” y en realidad sólo estamos expresando que es una pena que no sea domingo o que haga tanto frío y llovizne. De hecho, todos nos ponemos contentos de estar despiertos, vivos y teniendo frío. De tener que salir e ir a trabajar. De poder hacerlo, digamos. Ni se me ocurrió explicarlo. Por el tenor nimio de los aspectos que mencioné, me parecía evidente, que eran “odios circunstanciales”= “molestias” y que quienes me conocen y leen, así lo iban a entender. Pero hoy me puse a pensar en el odio, en serio. Que nada tiene que ver con las huevadas que listé ayer, como reventar el compacto recién comprado contra el piso. El odio en serio, creo que ni sé cómo se siente. Rabia y enojo sí sé, impotencia también. Mied

Abro mi corazón, mi dulce y tierno ♥

Imagen
Odio la garripiñada, el olor odio, el gusto no sé porque la odio. Odio el frío en todas sus acepciones, “está fresco” aplica para la categoría. “Está gélido” es “odio” + “miedo”. Odio quedarme sin cigarrillos. Pero no salgo a buscar. Odio a Alicia Risotto porque no tengo plata para ir a sus 24 sesiones de ultralipo. Odio los cartelitos: “esta página no está disponible”. Odio no agarrarle la mano a la pantalla táctil de mi smartphone para contestar mínimamente un sms sin quedar escrachada. Odio mi falta de concentración sobre algo que justo no me acuerdo ahora qué era. Odio pisar una cucaracha pero encaro. Odio maquillarme porque sin lentes no veo cómo ni adónde tengo los ojos, los pómulos o lo que sea. Odio las recetas bobaliconas para ser feliz, tratar bien a la gente, querer a los animales, adquirir autocontrol, manejar el dolor, disfrutar de las cosas simples, no rendirse ante los fracasos y otras sandeces por el estilo. Más odio que vengan editadas con flore

Humilde tomate o un amor que es imposible

Imagen
Quererte no es difícil ni complicado. Quererte es sencillamente imposible . Quererte iría en contra de mis principios más básicos, digamos…l os más ováricos . Quererte atentaría contra mi persona mínima e insignificante, que es lo más mínima e insignificante que un ser humano de tu estatura se pueda imaginar, pero otra para ofrecerle al mundo… no me surge. Ya quisiera yo quererte, para vivir un poco más en paz si no fuera que vos no me dejás opción porque sos como sos y yo—en mi chiquitez absoluta— soy, pienso y creo tan distinto. Ya quisiera yo quererte y no andar descubriendo tu soberbia y tu arrogancia día por medio. Todo un dilema en mi vida este no quererte . Claro que a vos te da igual. Tenés incondicionales y considerados respetos por todos lados, por no decir verticales respetos. Vos no precisás de mí ni un poco…pero te aviso: yo tampoco. En el asado que vos preparás, yo como mucho soy la ensalada de tomate con orégano que si alguien a las apuradas se enca

La desmadrada madre que te parió

Imagen
Sí, fijáte que acá estoy y soy tu madre, y ahorita mismo es tentación por la facilidad teclear unas letras sobre el punto… Soy la que te parió en el Casmu de la calle Garibaldi hace una punta de años, sin analgesia ni cesárea. Sí, la que te crió con ayuda pero en absoluta titularidad y celebró tu vida hasta desubicadamente. La que no sale en los avisos, la que se enoja hoy y se enojó mil quinientas veces, la que ya no grita pero gritó hasta quedar sin voz. Soy una madre real, deficitaria y tuya. La que no se cansaba de repetir cien veces las mismas cosas. La que insistía hasta con megáfono con las mismas peroratas (“comé todo”,“pasaba un avioncito tirando papelitos”, “andá a bañarte y después colgá la toalla”, “ordená tu cuarto, hoy sin falta”, “a juntar a juntar cada cosa en su lugar”) cosas que te parecían insensateces y hoy que sos taaaan grande capaz, te parecen un poco más verosímiles. Sí, soy tu madre y además soy abuela a vos gracias, pero sin dejar de ser madre:

"Primero" (con Lucas)

Imagen
Hace un momentito…30 años hace, que íbamos al primer acto para festejar el Día de los Trabajadores en plena dictadura y después de tantos silencios. Habíamos cocinado ravioles caseros en la casa de Mercedes, Daniel y Laura. Caminábamos por Av. del Libertador hacia el Palacio. Yo era muy joven, tenía 21 años y a Camilo en la panza, 4 meses de embarazo. Tenía una jumper bourdeau y una camisita blanca. Era la única pilcha de embarazada que tenía. Me la había regalado mi prima Mercedes que había sido mamá hacía poco. Fuimos llegando al acto con miedo. Éramos un grupete bastante grande y todos estaban rodeándome todo el tiempo, por la panza era el miedo y el resguardo exagerado. Por si en algún momento había que rajar… Había una multitud en los alrededores del Palacio Legislativo. De camino, no parábamos de encontrar amigos y compañeros. Algunos decían: “mija, qué locura estar vos acá, con tu panza”. Pero yo estaba rodeada de mis amigos, de mi familia. Protegida. En realidad, ro