Tabaré


Tengo muchas anécdotas pero les quiero contar esta. Empieza con esa foto, que parece triste, pero se van a sonreir, seguro, cuando la lean. Esa foto es del 28 de febrero de este año, en el acto de homenaje a Tabaré, el día que dejó la presidencia. Estuve casi todo el tiempo llorando en ese acto, me explotaba el pecho de emoción, y también estuve casi todo el tiempo a un par de metros de Tabaré. De esas grandes suertes que he tenido en la vida. Bueno, resulta que el acto empezó primero con la parte artística y luego iban los saludos, homenajes y discursos. Cantó una murga (no me pregunten cuál porque no me acuerdo). Todavía no había pandemia, así que al bajar del escenario, todos sus integrantes lo abrazaron y le dieron besos. (Qué tiempos aquellos, uf). Bueno, terminado el saludo, se sienta todo el mundo. Yo me siento en el piso, de espaldas al escenario, de frente a Tabaré, a nada, 1 metro capaz. Lo miro y tiene todo el cachete derecho pintado y con purpurina. Y al poco iba a subir al escenario a dar su discurso! Lo miro, me mira. Le hago seña, "el cachete". Se toca, como extrañado, se saca la mano todita pintada. Me mira de nuevo como diciendo "pah, y ahora?". Le hago seña "tranquilo" y me pongo a buscar en la mochila una de esas toallitas húmedas. Me paro y se la doy. Me dice bajito "gracias...me salvaste". "De nada, presi" le digo. Y al otro día andaba por todos lados la foto que representaba "toda la emoción de Tabaré el día en que recibió su merecido homenaje". Y bueno, emocionado estaba, ni que hablar; pero yo no paraba de reirme porque el pañuelito, mi pañuelito salvador, no fue para secarse una lágrima. Fue para "brillar" menos en el escenario. Total, Tabaré nunca necesito purpurina, no es cierto? Siempre brilló y brillará.

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